2 de septiembre de 2011

Carencia de Derecho


Reglas de una familia narcicista

El centro de la dificultad, en donde el establecimiento de límites, los asuntos de intimidad y virtualmente cualquier problema está ubicado, tiene que ver con el derecho emocional. Para poder establecer límites con otra persona (ya sea diciendo no al sexo, rechazando llevar al adolescente a la tienda tarde en la noche para comprar un cuaderno porque se le “olvidó” pedirlo antes, o reclamando igualdad de paga en el trabajo), uno tiene que saber que tiene el derecho a sentir como lo hace: uno tiene derecho a establecer límites, sentir el sentimiento o realizar el reclamo.
En las familias narcisistas, ya sean abiertas o encubiertas, los niños no tiene el derecho a tener, expresar, o experimentar sentimientos que son inaceptables para los padres. Los niños aprenden a hacer toda clase de cosas con sus sentimientos para que no les causen problemas con sus padres: los guardan, los subliman, los niegan, mienten sobre ellos, los simulan, y en última instancia olvidan cómo experimentarlos. Lo que ha sido extinguido durante la infancia – el derecho a sentir – es difícil de revivir en la vida adulta. Pero hasta que de adultos entiendan que tienen el derecho a sentir lo que sea que sientan, y que ellos siempre han tenido ese derecho, es que serán capaces de seguir adelante al momento de establecer límites. Y sin unos límites apropiados, todas las relaciones resultan incompletas y poco sanas.

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