14 de octubre de 2011

SOLTAR LO QUE NOS DAÑA

Siempre es preciso saber cuándo se
acaba una etapa de la vida.

Si insistes en permanecer en ella,
más del tiempo necesario, pierdes la
alegría y el sentido del resto.

Cerrando círculos, cerrando puertas,
cerrando capítulos, como quieras
llamarlo; lo importante es poder
cerrarlos, dejar ir momentos de la
vida que tienen que clausurarse.

¿La relación se terminó?
¿Ya no vive más en esa casa?
¿Terminó con su trabajo?
¿La amistad se acabó?

Puede pasarse mucho tiempo de
su presente "revolcándose" en
los porqués, en regresar el
cassette y tratar de entender
¿por qué sucedió tal o cual hecho?

El desgaste sería infinito porque en
la vida, Usted, Yo, su amigo, sus
hijos, sus hermanas, todos y todas,
estamos orientados a ir cerrando
capítulos, a cambiar la página,
a terminar con etapas,
o con momentos de la vida,
y seguir adelante.

No podemos estar en el presente
añorando el pasado, ni siquiera
preguntándonos ¿por qué?.
Lo que sucedió… sucedió, y hay que
aprender a soltar, hay que aprender
a desprenderse.

No podemos ser niños eternos, ni
adolescentes tardíos, ni empleados
de empresas inexistentes, ni tener
vínculos con quien ya no quiere
estar vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que
dejarlos ir! Por eso es tan
importante destruir recuerdos,
regalar presentes, cambiar de casa,
botar documentos, vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden
simbolizar procesos interiores de
superación: dejar ir, soltar,
desprenderse de lo ya no necesitas.

En la vida nadie juega con las cartas
marcadas, hay que aprender a
perder y también hay que aprender
a ganar, considerando que una
victoria es simplemente la señal de
que se avanza en el camino correcto!

No espere que le devuelvan algo
que Usted hizo, no espere que le
reconozcan sus méritos, no espere
que alguna vez se den cuenta de
quien es usted.

Disfrute al máximo sus propios
resultados, ese es el pago a su esfuerzo.

La vida es para vivirse hacia
adelante, nunca para atrás.

Porque si usted anda por la vida
dejando puertas abiertas, “por si
acaso”, nunca podrá desprenderse
de eso, ni vivir lo de hoy con satisfacción.

Noviazgos o amistades que nunca
clausuran, posibilidades de
"regresar“ ¿para qué?
Necesidad de aclaraciones, palabras
que no se dijeron, silencios que lo
invadieron… ¡si puede enfrentarlos
ya y ahora, hágalo! si no, déjelos ir.

Dígaselo a usted mismo que ya se
cerro el capítulo, que no mas.

Pero no lo haga por orgullo ni por
soberbia, sino porque usted ya no
encaja allí, en ese lugar, en ese
corazón, en esa habitación, en esa
casa, en ese escritorio, en ese
trabajo.

Usted ya no es el mismo que se fue,
hace dos días, hace tres meses,
hace un año.
Por tanto, no hay nada a que volver.

Cierre la puerta, déle vuelta a la
página, cierre el círculo. Ni usted
será el mismo, ni el entorno al que
regrese será igual, porque en la
vida nada se queda quieto, nada es
estático, todo cambia.

Es salud mental, amor por usted
mismo, desprender lo que ya no está
en su vida. Recuerde que nada ni nadie
es indispensable. Ni una persona, ni un
lugar, ni un trabajo, nada es vital para
vivir porque: cuando usted vino a este
mundo llegó sin ese “adhesivo”, por lo
tanto es "costumbre" vivir pegado a él,
y es trabajo suyo aprender a vivir sin
él, sin el adhesivo humano o físico que
hoy le duele dejar ir.

Es un proceso, esto de aprender a
desprenderse a soltar, y
humanamente puede lograrse
porque, le repito, ¡nada ni nadie nos
es indispensable!
Sólo es costumbre, apego,
necesidad.

Pero cierre, clausure, limpie, tire,
oxigene, despréndase, suelte,
sacuda. Hay tantas palabras para
significar salud mental, y cualquiera
que sea la que escoja, le ayudará
definitivamente a seguir hacia
adelante con tranquilidad.

¡Así es la vida!

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