Carlos
Rodríguez Díaz, psicólogo, explica a El Confidencial que hay varios
perfiles de personas que prefieren pasar la Navidad sin la familia e, incluso,
que prefieren estar solos y omitir las celebraciones.
"El
primer caso sería el del soltero, cuyos hermanos ya están casados y con
hijos. La familia que se junta se ha ido reduciendo y ahora está él sólo con
los mayores de la casa", cuenta Rodríguez. El caso de los solteros "se ve
claramente", a juicio del psicólogo, y se debe a que "queda apartado" por
su situación y prefiere evitar a contestar las típicas preguntas sobre su vida
personal.
Luego,
"están las personas que tienen malas relaciones familiares y reunirse siempre es
motivo de reproches. Estos sujetos huyen del estrés". En este sentido, el
psicólogo alude a estudios que aseguran que en Navidad aumentan los altercados
familiares en los que tiene que intervenir la Policía o los servicios de
emergencia sanitaria.
Según
un estudio de la American Psychological Association (Asociación
Estadounidense de Psicología en español), las fechas navideñas aumentan el
estrés entre la población."Hay gente a la que romper la rutina les provoca una
ansiedad enorme y cuando el problema deriva en patología el problema se
agranda", alude Rodríguez, que recomienda "enfrentarse a estos miedos de
forma supervisada, con la exposición y prevención de la respuesta".
Según
la investigación de Holiday Inn, los encuestados están de acuerdo en que
algunos factores como viejas rencillas del pasado (44%), miembros de la familia
que no se llevan bien (48%) y que haya demasiada gente en un espacio reducido
(34%) pueden acabar provocando discusiones. Sin embargo, más del 68 por ciento
asegura que al final pasará, al menos, cuatro días con la familia y los amigos
durante las fiestas.
En
la tercera distinción, entrarían las personas "a las que estas fechas les
suponen un gran estrés por los preparativos". Los datos del estudio dan a
conocer que el 21 por ciento de los encuestados no quiere ser el anfitrión de
las cenas y comidas de Navidad. Son más, el 25 por ciento, los que aseguran que
preferirían huir de casa para evitar colaborar con los preparativos, las compras
o la realización del menú. "Para ellos, no supone un evento, sino un
compromiso, por eso prefieren desestresarse y huir", comenta. También añade
que este perfil suele responder a personas de entre 30 y 40 años.
Aquí
podríamos incluir una segunda categoría: "las personas de entre 50 y 60
años, que están saturados de estas celebraciones y prefieren realizar una
llamada de teléfono" a tener que inmiscuirse en la preparación del evento, según
explica Rodríguez.
Otro
caso suele darse de forma común al decidir en pareja es si cenamos en familia,
con cuál debemos hacerlo. De entre los consultados en el estudio, un cuatro
por ciento lo que quiere es huir de su familia política durante estas
fechas. Y para más de un 40 por ciento decidir con qué familia van a pasar
las fiestas puede suponer un auténtico problema. "Esto quizás ha existido
siempre, pero se ha exacerbado", argumenta Rodríguez y achaca ese repunte de la
estadística a que "ahora nos sentimos más libres, ya que antes esas citas
eran ineludibles y aguantabas por compromiso al suegro".
Nuevas
familias, nuevas formas de celebración
El
psicólogo asegura que "hay modificaciones importantes en cómo se reúne la gente
y en quiénes lo hacen". Considera que "estamos viviendo un cambio en la
concepción de la familia porque ahora hay muchos tipos diferentes" y mientras
algunos consideran a abuelos, primos y tíos como parte de los allegados más
cercanos, hay otros que sólo lo hacen con el núcleo familiar.
Otro
factor que influye en este cambio de costumbres, se debe, a juicio de Carlos
Rodríguez, "a la secularización en la que estamos avanzando,porque aunque
no hay que olvidarse del componente religioso de estas celebraciones, ahora se
ven más como una fiesta".
Como
dice Rodríguez, "los nuevos tiempos apuntan a otra forma de celebración o a
la evitación de tópicos porque ahora te puedes ir a la playa, por ejemplo,
algo que antes era impensable por la psicología familiar". Sin embargo, alude a
que estas modificaciones "son sociológicas, no psicológicas, y el concepto de
Navidad está en segundo plano. Ahora son unas vacaciones más".
Aislarse
para no percibir la "magia" de la Navidad
El
psicólogo señala que mucha gente se encierra en casa o acude a sitios con menos
tradición para olvidar qué fechas son y cuenta el caso de un paciente. "No le
apetecía quedar con la familia y decidió quedarse solo en casa. Se convenció
de que era un día más, desenchufó el teléfono para evitar llamadas y consiguió
lo que quería. Sin embargo, tuvo que inventarse un viaje como excusa para
sus allegados".
Esto
lo hacen para no ser impregnados por la "magia" de la Navidad, ya que las luces
de la calle, la programación de la televisión o el simple hecho de ir al
supermercado te recuerda qué día es. "Esto no lo hacen para no dar
explicaciones, sino por uno mismo. Hay que justificarse el quedarse solo en
esas fechas para huir de esa imagen patética", afirma.
También
hay casos en los que la huida de las tradicionales celebraciones de Navidad no
esconde una fuga como tal, sino que deben a factores externos. El 40 por ciento
de los encuestados simplemente admite que le gustaría pasar estos días en un
hotel para disfrutar de unas breves vacaciones o hacer algo diferente a lo
habitual. Un 27 por ciento se irá a otra ciudad, sólo por conocerla. Y entre
las más visitadas, gana Nueva York.
confidencial.com ((Guillermo
Moratinos)
Jaume Guinot - Psicoleg col·legiat 17674Psicologia Granollers
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