4 de junio de 2013

Mujeres maltratadas

En todo el mundo y en las diferentes las clases sociales ha existido maltrato y violencia hacia la mujer y sólo desde hace 30 años, esta violencia ha mostrado sus diferentes máscaras en las que se ocultaba.
La violencia de género consiste en cualquier acto que atente contra la integridad física, mental o sexual de las mujeres, es un evento que se caracteriza por su intención y tiene como fin dominar, controlar, agredir y lastimar. De esta forma los hombres   muestran su  poder, y su deseo  de controlar e intimidar a la mujer.
Esta forma de vinculación se aprende en el interior de la familia, hombres y mujeres desde hace muchos siglos consideran la violencia hacia la mujer normal y además creen que no "deben" hacer nada para evitarla, porque es un asunto privado y no tiene porque trascender. De la misma forma se imaginan que la violencia masculina desaparecerá con el tiempo sólo hay que esperar y buscar que la mujer sea comprensiva y paciente.
Estos razonamientos han resultado falsos, porque la violencia ha hecho mucho daño en la familia y al contrario de lo que se piensa, es cíclica, repetitiva, y tiende a aumentar, hasta poner en riesgo la integridad de la mujer y la familia, como se puede reconocer en sus diferentes fases:
  • En un primer momento aparece la descalificación a todo lo que realiza la  mujer, hay una acumulación de tensión y ocurren incidentes menores.
  • La tensión y agresión del varón aumentan y los conflictos se hacen más evidentes, la mujer tolera golpes con los puños, bofetadas, empujones contra las puertas y se escenifica un típico "zafarrancho", con todos sus ingredientes de gritos y llantos. 
  • Después de esta explosión violenta, viene la calma y el varón muestra arrepentimiento y pide perdón; se muestra cariñoso, afectivo, es una etapa amorosa.  Pasado un tiempo el ciclo se repite, aumentará el grado de violencia  y los ataques serán más graves y frecuentes.
En nuestro país, la violencia de género es un problema que cada día se hace más evidente, en las zonas urbanas el principal agresor es el marido, novio o pareja;  en las zonas rurales es el padre.
Se ha observado que una mujer que vive con un bebedor cotidiano corre cinco veces más riesgos de ser golpeada por su pareja y que estas mujeres tienen mayor dificultad para reconocer la violencia y la justifican al asociarla con el alcohol y piensan que es normal, porque depositan la responsabilidad en el etílico.
Las consecuencias de la violencia de género van desde la discapacidad hasta la muerte,  y quienes no mueren a causa de los golpes recibidos por la pareja quedan con traumas sicológicos que se expresan en temor, inseguridad, baja autoestima y fobia. Además afecta a los hijos e hijas en su rendimiento escolar; en sus emociones, porque sufren y se angustian ante lo que no pueden detener. Se  vuelven tristes, temerosos, agresivos y asumen conductas que los pueden llevar a la drogadicción, alcoholismo y a tener conductas de confrontación con la autoridad.
Ante la complejidad de la violencia de género existen acuerdos internacionales para que en todos los países se desarrollen mecanismos que la erradiquen, porque son actos violatorios a los derechos humanos de las mujeres, las niñas y las adultas mayores. En México existe la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Intrafamiliar y en las diferentes unidades de atención, las mujeres y sus parejas  pueden acudir a recibir orientación y apoyo.
Entre las acciones para erradicar cualquier forma de maltrato a la mujer es necesario: realizar campañas de prevención, atender a las mujeres que han sido víctimas de la violencia desde un enfoque multidisciplinario y fortalecer la cultura de la no violencia y la resolución de conflictos de manera pacifica. Así como educar a la pareja  en el fortalecimiento los verdaderos vínculos amorosos.
"No hay más que una clase de amor, pero hay mil copias diferentes"


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