17 de septiembre de 2013

El Negocio de la Adopción

Los Estados deben evitar este exceso consumista mundial que provee niños para ser comprados, exhibidos y elegidos como si fueran esclavos. Abusar de la desesperación y el deseo por ser padres de parejas jóvenes es terrible. Pero personas sin escrúpulos hoy en día juegan a ser Dios y comercian con niños como si fueran costosas mercancías.
Esto pone en evidencia cómo el consumismo se adueña de los espacios privados: es impactante saber que UNICEF acaba de denunciar ante el tribunal de la Haya como “crímenes de lessa humanidad”,  que en los Estados Unidos se ha hecho desfilar a niños huérfanos ante parejas interesadas en adoptarlos. Ahora, se puede seleccionar a una criatura en estos desfiles de moda que se organizan en los shoppings donde los niños caminan por las pasarelas y los aspirantes a padres adoptivos los seleccionan después de verlos "en acción" como un objeto más de "la moda de otoño de los negocios del shopping". Algunos de los niños —los más grandes— comprendieron que el desfile al cual se los sometía significaba una humillación. "Nos sentimos —dijo uno de ellos— como si estuviéramos en exhibición en un zoológico esperando a ser comprados".
Adoptar a un niño que se supone debe ser un acto de amor se ha convertido en un negocio altamente lucrativo, donde una pareja debe contar por lo mínimo con 100 mil dólares para poder ver realizado su deseo de ser padres.
En el supermercado virtual de Internet donde se adquiere desde comida hasta autos, hay cada vez más sitios donde se publican las fotos de los niños huérfanos que pueden ser elegidos para ser adoptados. En 47 estados de los EE.UU. hay sitios oficiales y agencias intermediarias dedicadas al negocio de la adopción. Si se puede elegir las ropas, artículos del hogar o electrodomésticos. Otra fuente de discriminación: los más agraciados podrán aspirar a tener una familia, los otros, quedarán a la espera. Esta forma de selección es un avance de otra modalidad que son "las fiestas de adopción" donde los potenciales padres "observan" a los niños que esperan un cuidado familiar.
Pero no son sólo los niños las víctimas de la imaginación comercial; también se hiere a los hombres y mujeres que eligen ser padres o madres, convertidos para el mercado en buscadores de la mejor mercancía. No se ha entendido que los padres adoptivos no son padres de segunda sino que son padres o madres con todas las letras, porque formar un niño es esa labor cotidiana de cuidado y educación que tanto la pueden hacer los padres biológicos como los padres por elección.

Constituye una paradoja proclamar que el niño es un sujeto de derechos, que es una persona en desarrollo que debe respetarse y, al mismo tiempo, despojarlo de su dignidad y presentarlo como un objeto de propiedad, como una cosa que se adquiere, se traslada, se trafica o se deposita.

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