17 de agosto de 2013

El Amor y Sexo Sagrado

Por Mabel Iam

La mayoría de nosotros hemos aprendido que todo lo que sentimos con respecto al
 sexo no es aceptable y, en consecuencia, desconfiamos, reprimimos o
 negamos los impulsos o las experiencias sexuales. 


Debido a esta errónea interpretación o al desconocimiento de la energía sexual y
 afectiva, muchas veces el ser humano experimenta el cuerpo, sus 

manifestaciones eróticas o emocionales como reales enemigos.

La razón de esta enemistad es que nos hemos ido identificando progresivamente
 con la mente y sus condicionamientos. Sin dudas, es la mente la que juzga los
 impulsos vitales, los sentimientos y hasta los mismos pensamientos que ésta crea. 


Este juicio mental es el centro, la causa y el motivo de la mayoría de los conflictos en
 las relaciones humanas y del sufrimiento.  Este modo de operar de la mente

 ha creado bloqueos, problemas, enfermedades y falsas interpretaciones 
sobre la energía sexual
 y el amor. 


No es la función de la mente manejar o juzgar la energía creadora o sexual.
La mente tiene como función, discriminar, ordenar, mezclar, diseñar, crear,

 ocultar, guardar y almacenar la información que utilizamos en la vida diaria. 

La mente es una herramienta como puede ser por ejemplo, la computadora.

 Nosotros somos quienes controlamos, manejamos y ordenamos a la misma.  
Por lo tanto, es éste un instrumento no es el Ser que la maneja.

El Ser que la opera tiene una estatura mucho mayor que la mente, emociones y
 que el cuerpo.   El Ser es en esencia infinito y eterno. 


La confusión de utilizar la energía mental como respuesta a los temas cotidianos
 nos ha llevado a pensar que nosotros somos la máquina. 

La maquina es nuestro servidor y nosotros somos los amos.

Históricamente, otra de las causas que llevaron a la sexualidad a interpretarse como
 algo prohibido o vergonzoso es que el ser humano ha apartado la energía

 sexual del proceso interior y espiritual. Creando el concepto mental erróneo 
que el sexo es exclusivamente físico. Por lo tanto, para esta forma de
 razonamiento mental, el
cuerpo es el único elemento que provee o genera la satisfacción sexual.


El sexo no es sólo un acto en el cual los cuerpos se encuentran con 

mayor o menor entrega y satisfacción.  El sexo es el punto de partida de
 la energía creadora de la
 vida.

La percepción de nuestra propia sexualidad, ya sea sumamente plena, normal o
poco explorada, es el fiel reflejo de cómo vivimos nuestra vida. 


El secreto de la magia del amor y el sexo está en la utilización de la energía sexual
desde la verdadera fuente de la cual proviene todas las cosas, el Ser interior.

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