Si nuestra mascota ingiere algún compuesto sospechoso de provocar envenenamiento, acudiremos urgentemente al veterinario; nuestra única actuación será, en el mejor de los casos, hacer que el animal beba leche o agua, con lo que conseguiremos que el producto ingerido se diluya. Nunca provocaremos el vómito del animal sin consultar con el profesional. Al acudir a la clínica, intentaremos llevar una muestra del producto o el recipiente que lo contenía; el veterinario aplicará un tratamiento específico a los síntomas que se presenten, ya que no existen antídotos específicos para la mayoría de los productos que pueden actuar como tóxicos o venenos.
Este tipo de problema supone alrededor de un 5 por 100 de los casos atendidos, de los cuales prácticamente la totalidad son cachorros. Los gatos suelen ser más prudentes que los perros, aunque son más propensos a sufrir envenenamientos secundarios por consumir insectos o roedores que han muerto envenenados.
Los productos más problemáticos son insecticidas (20 por 100), raticidas (15 por 100), drogas o fármacos humanos (9 por 100), plantas (3 por 00) y otros (53 por 100). Existen productos... Leer más de este artículo en:
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