21 de febrero de 2015

Significado de la Corona de adviento

LA CORONA DE ADVIENTO


La tradición de la corona de Adviento es parte de una larga tradición Católica, pero se cree que se inició en Alemania antes de la época cristiana, porque existen evidencias de que las gentes utilizaban coronas con velas encendidas, durante los días fríos del mes de diciembre. Esto lo hacían como símbolo de esperanza para los venideros días cálidos de la primavera. Luego, en la Edad Media, los cristianos adaptaron esta tradición de la corona de Adviento, como parte de su preparación espiritual para la Navidad.

La simbología envuelta en la corona de Adviento es muy interesante:
1. Está hecha de diferentes hojas perennes para significar que la vida continúa. Inclusive las hojas tienen distintos significados dependiendo del árbol utilizado:
o    Las hojas de laurel simbolizan la victoria sobre la persecución y el sufrimiento.
o    Las hojas de pinos representan la inmortalidad.
o    Las hojas de cedro significan la fuerza y la curación.
2. La corona es de forma de círculo, que no tiene principio ni fin, para representar la eternidad de Dios. También todo tipo de decoración, tal como: piñones y nueces significan la eternidad de Dios.
3. En general, la corona de Adviento representa la inmortalidad de nuestra alma, la vida nueva y eterna que nos dio Cristo, con su victoria sobre el pecado y a través de su propia pasión, muerte y resurrección.
4. Las cuatro velas representan las cuatro semanas de Adviento:
o    Una tradición es que cada semana representa mil años, para sumar los 4.000 años que pasaron desde Adán y Eva hasta el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
o    Tres velas son de color púrpura y una es de color rosada. Las velas púrpuras simbolizan la oración, penitencia y los sacrificios de preparación y las buenas obras realizadas durante este tiempo. La vela rosada se enciende el tercer domingo, llamado también Domingo de Gaudete. Es el domingo de regocijo, porque los fieles han llegado a la mitad del Adviento.
o    La iluminación progresiva de las velas simboliza la esperanza que rodea a nuestro Señor, la primera venida al mundo y la anticipación de su segunda venida a juzgar a los vivos y a los muertos.
En nuestro círculo familiar podemos hacer uso de esta tradición de la siguiente manera:

Primer Domingo: 30 de noviembre                                    La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primera vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.

Segundo Domingo: 7 de diciembre
La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista. Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.

Tercer Domingo: 14 de diciembre
El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. Coincide este domingo con la celebración de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
Cuarto Domingo: 21 de diciembre


El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.

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