El autismo es un trastorno que afecta a la comunicación del lenguaje, el interés por otras personas y las relaciones sociales. En general, los padres son los primeros en detectar que algo pasa. Es cierto que siempre hay excepciones y padres primerizos que no tienen posibilidad de comparar con el desarrollo de otros hijos. Casi todos los expertos conceden gran importancia a estas primeras sospechas e intuiciones.
Antes de los 12 meses
- Pocas veces dirige la mirada a las personas
- No muestra anticipación cuando va a ser cogido
- Falta de interés en juegos interactivos simples como el "cucu-tras" o el "toma y daca"
- Falta de ansiedad ante los extraños sobre los 9 meses
Después de los 12 meses
- Menos contacto ocular
- No responde a su nombre
- No señala para pedir
- No muestra objetos
- Respuesta inusual ante estímulos auditivos
- Falta de interés en juegos interactivos simples como el "cucu-tras" o el "toma y daca"
- No mira hacia donde otros señalan
- Ausencia de imitación espontánea
- Ausencia de balbuceo social/comunicativo como si conversara con el adulto
Entre los 18-24 meses
- No señala con el dedo para pedir algo que quiere
- Dificultades para seguir la mirada del adulto
- No mira hacia donde otros señalan
- Retraso en el desarrollo del lenguaje comprensivo o expresivo
- Falta de juego funcional con juguetes o presencia de formas repetitivas de juego con objetos (p. ej. alinear, abrir y cerrar, encender y apagar, etc.)
- Ausencia de juego simbólico
- Falta de interés por otros niños o hermanos
- No suele mostrar objetos
- No responde cuando se le llama
- No imita ni repite gestos o acciones que otros hacen (p. ej. muecas, aplaudir)
- Pocas expresiones para compartir afecto positivo
- Antes usaba palabras, pero ahora no (regresión en el lenguaje)
A partir de los 36 meses
Comunicación
- Ausencia o retraso en el lenguaje o déficit en el desarrollo del lenguaje no compensado por otros modos de comunicación
- Uso estereotipado o repetitivo del lenguaje, como ecolalia, o referirse a sí mismo en 2ª o 3ª persona
- Entonación anormal
- Poca respuesta a su nombre
- Déficit en la comunicación no verbal (p. ej. no señalar y dificultad para compartir un "foco de atención" con la mirada)
- Fracaso en la sonrisa social para compartir placer y responder a la sonrisa de los otros
- Consigue cosas por sí mismo, sin pedirlas
- Antes usaba palabras, pero ahora no
- Ausencia de juegos de representación o imitación social variados y apropiados al nivel de desarrollo
Alteraciones sociales
- Imitación limitada (p. ej. aplaudir) o ausencia de acciones con juguetes o con otros objetos
- No muestra objetos a los demás
- Falta de interés o acercamientos extraños a los niños de su edad
- Escaso reconocimiento o respuesta a la felicidad o tristeza de otras personas
- No se une a otros en juegos de imaginación compartidos
- Fracaso a la hora de iniciar juegos simples con otros o participar en juegos sociales sencillos
- Preferencia por actividades solitarias
- Relaciones extrañas con adultos, desde una excesiva intensidad a una llamativa indiferencia
- Escasa utilización social de la mirada
Alteraciones de los intereses, actividades y conductas
- Insistencia en rutinas y resistencia a los cambios en situaciones poco estructuradas
- Juegos repetitivos con juguetes (ej. alinear objetos, encender y apagar luces, etc.)
- Apego inusual a algún juguete u objeto que siempre lleva consigo y que interfiere en su vida cotidiana
- Hipersensibilidad a los sonidos, al tacto y a ciertas texturas
- Respuesta inusual al dolor
- Respuesta inusual ante estímulos sensoriales (auditivos, olfativos, visuales, táctiles y del gusto)
- Patrones posturales extraños, como andar de puntillas
- Estereotipias o manierismos motores
Detección a partir de los 5 años*
Alteraciones de la comunicación
- Desarrollo deficiente del lenguaje, que incluye mutismo, entonación rara o inapropiada, ecolalia (repite todo lo que se le dice), vocabulario inusual para su edad o grupo social
- En los casos en los que no hay deficiencias en el desarrollo del lenguaje, existe uso limitado del lenguaje para comunicarse y tendencia a hablar espontáneamente solo sobre temas específicos de su interés (lenguaje fluido, pero poco adecuado al contexto)
Alteraciones sociales
- Dificultad para unirse al juego de los otros niños o intentos inapropiados de jugar conjuntamente
- Habilidad limitada para apreciar las normas culturales (en el vestir, estilo del habla, intereses, etc.)
- Los estímulos sociales le producen confusión o desagrado
- Relación con adultos inapropiada (demasiado intensa o inexistente)
- Muestra reacciones extremas ante la invasión de su espacio personal o mental (resistencia intensa cuando se le presiona con consignas distintas a su foco de interés)
Limitación de intereses, actividades y conductas
- Ausencia de flexibilidad y juego imaginativo cooperativo, aunque suela crear solo ciertos escenarios imaginarios (copiados de los vídeos o dibujos animados)
- Dificultad de organización en espacios poco estructurados
- Falta de habilidad para desenvolverse en los cambios o situaciones poco estructuradas, incluso en aquellas en las que los niños disfrutan, como excursiones del colegio, cuando falta una profesora, etc.
- Acumula datos sobre ciertos temas de su interés de forma restrictiva y estereotipada
Otros rasgos
- Perfil inusual de habilidades y puntos débiles (por ejemplo, habilidades sociales y motoras escasamente desarrolladas, torpeza motora gruesa)
- El conocimiento general, la lectura o el vocabulario pueden estar por encima de la edad cronológica o mental
- Cualquier historia significativa de pérdida de habilidades
- Ciertas áreas de conocimientos pueden estar especialmente desarrolladas, mostrando habilidades sorprendentes en áreas como matemáticas, mecánica, música, pintura, escultura...
Nota: En cualquier edad se pueden presentar los signos establecidos en las etapas previas. Estos factores, de forma aislada, no indican la existencia de un trastorno del espectro autista. Deben ser comentados para alertar a los profesionales de que existe un riesgo, de forma que la derivación dependerá de la situación en su conjunto. Tampoco pueden interpretarse desde el punto de vista evolutivo del trastorno del espectro autista, sino como posibles signos que podemos encontrarnos en niños en distintas edades.
*Las señales de alarma a partir de los 5 años de edad están más orientadas a aquellos casos que han podido pasar desapercibidos en evaluaciones anteriores por ser cuadros con menos afectación como el caso del síndrome de Asperger.
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