Ahora, si bien la sexualidad comprende el aspecto propiamente social, no sólo se limita a él, la definiremos como el conjunto de capacidades y habilidades que cada persona posee para relacionarse.
Sin embargo, en nuestro contexto sociocultural se le ha asignado una función esencialmente reproductora. Es cierto que en la tercera edad la ocurrencia del climaterio determina ciertas modificaciones de la actividad sexual, lo que no implica de ninguna manera su terminación; ahora bien " ... en relación al climaterio, se ha dicho que entre los 45 y 50 años se manifiesta la menopausia a la mujer con una duración de dos años aproximadamente, este consiste en el cese de la producción y liberación de óvulos, dejando el útero de desprender su endometrio cada mes, y retomando el tamaño que tenía en la infancia, por lo que se suspende la menstruación, así mismo se presentan diversos síntomas como la perturbación del ritmo menstrual, bochornos, fatiga, mareos, palpitaciones cardiacas, dolor de cabeza cuello y glándulas mamarias así también insomnio y deseo excesivo de dormir. Se presentan cambios en el enjutamiento de los genitales y resequedad vaginal, lo que dificulta y hace dolorosa la relación sexual." "Pero el control de estos síntomas y cambios por medio de sustitutos hormonales, puede permitir a la mujer disfrutar con plenitud la actividad sexual a la cual tiene derecho." (COHEN: 154)
En el hombre " ... la andropausia se presenta después de los 50 años debido a la disminución de andrógenos, provocando ciertos cambios sexuales y físicos como la disminución del tamaño y firmeza de los testículos. Así mismo la próstata aumenta de tamaño y las contracciones durante el orgasmo son más débiles, sin embargo, la vida sexual del hombre de edad avanzada, si es cierto que se encuentra en una etapa distinta de funcionamiento, pero no determina que las posibilidades de satisfacción están agotadas por consiguiente una vida sexual que ha sido satisfactoria, es la mejor garantía de que la actividad sexual se prolongue en la vejez." (ibidem ).
Se ha comprobado que en las personas que sobrepasan los cien años, el amor ocupa un importante lugar y el interés en el sexo opuesto, lo consideran de gran importancia para conservar el vigor y la vitalidad.
Por otro lado estudios comprobados llegaron a la conclusión de que una regular y prolongada actividad sexual es importante para la longevidad, ya que algunos de estos longevos se han casado hasta siete veces, otros declaran que les interesa activamente el sexo hasta los 80 años en el caso de los hombres y hasta los 90 en el caso de las mujeres.
Ahora bien, la importancia de las relaciones sexuales en la senectud, no es su frecuencia, sino la oportunidad que ofrecen de renovar la intimidad establecida a través de los años, así como de fortalecer la identidad de conyuge que sabe que aún puede ofrecer algo valioso para el otro, a través de una relación en la que se puede gozar de con plenitud y en forma reciproca, del amor y la comprensión sembrada durante la vida.
El sexo es el reflejo de nosotros mismos según Freud, así que hay que estimular el romanticismo, sublimarnos y elevarnos a nosotros mismos. Por consiguiente el sexo puede añadir diez años a nuestra vida, viviendo en un hermoso mundo de placer hasta los cien años o más.
Sin embargo, en una sociedad como la nuestra con cierto cultura hacia el anciano se tienen muchos mitos en torno a la sexualidad en la vejez; mitos que muchas veces ya han sido internalizados por el anciano.
"Uno de nuestros estereotipos más comunes ha sido el que los ancianos no tienen vida sexual y que no deben de tenerla y los que actúen en forma contraria son pervertidos. Sin embargo ... se ha visto que la sexualidad puede ser una fuerza importante durante toda la vida." (PAPALIA, op. cit. 577).
"El papel que desempeña la familia es básico, en numerosas ocasiones, la familia obstaculiza la vida íntima y sexual del anciano. Suele ocurrir que los hijos que han sido educados bajo la represión sexual repiten el mismo patrón con sus padres ancianos, problema que se agudiza si estos quedan viudos y quieren rehacer su vida sentimental." (BUENDIA, op. cit. 161), por otro lado "... las creencias religiosas muchas veces influyen en forma negativa en el momento de la actividad sexual ya que la iglesia define la conducta sexual en la vejez como inmoral." (ibidem ), debido a que se establece que las relaciones sexuales son según la iglesia no para goce ni placer, sino que las limita única y exclusivamente para la procreación.
En torno a los mitos y prejuicios sobre la sexualidad en la vejez muchos autores han escrito con el firme propósito de correr el velo que limita este aspecto tan relevante de la vida del anciano y darnos la oportunidad para concientizar y cambiar estos mitos que nos llevan a realizar consciente e inconscientemente actitudes ante la sexualidad en la tercera edad, Buendía, J. (1993) enuncia cinco mitos y creencias sobre la sexualidad, estos son:
1. Los viejos no tienen capacidad psicológica que les permita tener conductas sexuales.
2. A los no les interesa el sexo.
3. Los viejos que se interesan por el sexo son perversos ("el viejo rabo verde").
4. La actividad sexual es perjudicial para la salud, especialmente en la vejez.
5. Las desviaciones sexuales son más frecuentes en la vejez.
Estos mitos y creencias se adquieren durante la juventud y en torno a nuestra cultura, sin embargo, cuando estos jóvenes llegan a dicha edad, los mitos están tan internalizados, que terminan por convertirlos en realidad, por otro lado se puede ver que según estos mitos, tenga o no tenga el anciano la capacidad fisiológica de tener actividad sexual se considera o "malo" o "sucio".
Lo anterior se puede ver y relacionar con otros prejuicios que Zaes, N. y Vega (1989) mencionan:
* La pulsión sexual es una respuesta al atractivo físico;
* La pulsión sexual tiene su nivel más alto en gente joven.
* Se ama tan sólo cuando se és joven.
Todos estos mitos y prejuicios han pasado de generación en generación a través de la familia y otros han sido dados a través de la religiones, sin embargo, es necesario ir combatiendo a través de la información, la reflexión y la conciencia, ya que " ... no hay ninguna causa para que un sujeto, en un razonable estado de salud general, no pueda continuar experimentando deseos sexuales y ejercitando su función genital hasta estadios de edad muy avanzada, aquellos que han sabido gozar de la sexualidad, convirtiéndola en fuente de placer y goce compartido y de autoafirmación de su identidad deseante más allá de los tabúes, prejuicios e imposiciones socioculturales, son los que se mantienen activos durante más tiempo. Por el contrario los que han actuado con temor, repugnancia o rechazo y los que la han acatado sólo como imposición son los que antes invocarán las razones de la edad para retirarse." (SALVAREZZA, op. cit. 152)
Podemos ver por lo tanto que en materia de sexualidad " ... el problema de las personas de edad avanzada se halla más relacionado con lo psíquico que con lo orgánico." (COHEN, op. cit. 156)., por lo que es posible afirmar sin ninguna duda que en los viejos la sexualidad no sólo es posible sino que es necesaria. Posible porque, si bien la fisiología nos muestra diferencias con los sujetos más jóvenes, la satisfacción psicológica que proviene del ejercicio regular de la misma es el factor de mayor importancia en su mantenimiento, según el consenso generalizado de todos los investigadores." (SALVAREZZA, op. cit 165)
Así podemos ver que obviamente las relaciones sexuales de los ancianos no sean iguales a la de los jóvenes, sin embargo, no por eso dejarán de ser gratificantes y sobre todo saludables ¿No es acaso que se cree que el ser humano tiene como centro de energía para vivir y permanecer dinámico a la energía sexual, que desde el enfoque psicoanalítico sería la libido?.
"La sexualidad no tiene límite de edad para su exteriorización, desde el nacimiento hasta la muerte siempre estará con nosotros, podrán variar sus manifestaciones, pero sólo eso. Ya sea que se busque la descarga de tensión o el placer con el otro, o una afirmación narcisista de sí mismo todos estos fines al mismo tiempo, la dialéctica del deseo no se interrumpe nunca, produciendo no sólo los graves trastornos que vemos diariamente en los viejos privados del deseo de desear, sino también nuestros absurdas creencias prejuiciosas sobre ellos."
Trabajo realizado en equipo de trabajo por los psicólogos Laura González Jiménez, Ivonne Aralí López Cruz y Carlos Arturo Marín Medina
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