Cuantas veces oímos decir: “es un sueño” ante la ocurrencia de un momento feliz e inolvidable. En cambio, si el suceso es desagradable, trágico, fácilmente se nombra como “una pesadilla”. ¿Son realmente tales conceptos antagónicos?
Así tenemos que si el sueño es producto de lo que vive cada cual, la pesadilla expresa las situaciones que afectan a las vivencias personales del durmiente, con símbolos muy específicos. De tal forma ocurre esta situación, que la narración de una pesadilla no siempre impresiona a la persona que la escucha, porque no signifique para esta un mal sueño, según su interpretación. Cada ensoñación de este tipo, posee connotaciones individuales.
Recordemos que la fase del sueño paradójico, donde ocurren las ensoñaciones es sumamente importante, porque en ella se desarrolla la recuperación metabólica del organismo, se eliminan las sustancias tóxicas del cuerpo y se repone el desgaste sufrido durante el día. Si en ese momento crucial el que duerme tiene una pesadilla, se afecta el proceso recuperativo y el individuo se mantendrá con el desgaste diurno sufrido.
Al día siguiente se sentirá cansado, será más sensible al estrés y no podrá realizar plenamente sus labores diarias, de estudio o trabajo, porque existe una merma de su capacidad de respuesta al medio en que se desenvuelve.
La pesadilla puede ser, en algunos casos, una tendencia familiar; si el individuo se desarrolla dentro de un núcleo ansioso, con discusiones y desequilibrio emocional, serán comunes los malos sueños.
Es bueno advertir antes de continuar, que no se puede confundir la pesadilla con el terror nocturno que padecen los niños y adolescentes; porque este se produce en la fase de sueño lento (al comienzo del proceso) así al despertar no se recuerda su contenido.
El terror nocturno tiene un cuadro específico: el niño llora, se sienta en la cama, pero continúa dormido. En tal caso se debe despertar suavemente y no comentarle sobre el asunto para que continúe su sueño sin sobresaltos.
Ahora pueden preguntarse ¿cuál es el origen de la pesadilla?. Si las vivencias psico-sociales proporcionan sus sueños a las personas, el estar sometido a una gran carga emocional influirá a la hora de dormir, por tanto, provocarán este trastorno:
•el estrés
•la fatiga mental, el cansancio emocional
•la inseguridad
•los torbellinos emocionales
•la ansiedad
•el sentimiento de culpa
•los sucesos dolorosos o traumáticos
•la falta de sueño y la fiebre
Entonces, es preciso llevar a la conciencia de todos que las pesadillas afectan mucho la estabilidad de las personas, que deterioran su salud; hay quienes llegan a tener miedo de dormir por causa de los malos sueños, o despiertan bruscamente cuando se va a producir el sueño paradójico.
Algo usual en esta época, como ver películas de horror en la noche, mantener conversaciones tensionantes, ingerir estimulantes después de las seis de la tarde, como el café, el alcohol, o tomar medicamentos sin prescripción médica para dormir, son causantes directos de los trastornos del sueño, que los convierten en verdaderas pesadillas.
Cuando los sueños suelen reflejar un estado depresivo, con la visión de persecuciones, asesinatos, peligro... cuando se vuelven pesadillas recurrentes, es conveniente la ayuda de un especialista en trastornos del sueño para encontrar una solución satisfactoria al problema.
Cada quien puede proporcionarse la mejor medicina y evitar lo anteriormente expuesto, con medidas muy sencillas cuya validez esá demostrada científicamente: inducir un buen sueño, con pensamientos hermosos antes de dormir, no llevar pensamientos desagradables y tormentosos al acostarse.
Una estudiosa del tema descubrió en la Malasia que la tribu senoi tiene como costumbre soñar, y sus sueños son hermosos siempre; el contenido de estos se lo inducen ellos mismos con pensamientos agradables y los mejores recuerdos del día. Ellos lo logran ¿por qué no hacerlo cada uno de nosotros y lograr un sueño saludable?
Asesor: José Anías Calderón
Edición: Cristina Martínez
Edición web: Vicente Costales
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