1.El derecho a obtener un trato médico humano y comprensivo. 
Tienes derecho a recibir el mismo nivel y calidad de atención que una persona que presenta tus mismas lesiones pero causadas de forma accidental. Los procedimientos debieran llevarse a cabo de una manera igualmente bondadosa y, en el caso de requerir puntos, tienes el derecho a exigir anestesia local. El tratamiento de las autolesiones y de las lesiones accidentales debiera ser exactamente igual.
2.El derecho a participar activamente en las decisiones sobre tu tratamiento psiquiátrico de urgencia (siempre y cuando la vida de alguien no esté en peligro inmediato).
Al presentarte en la urgencia con una autolesión, tu necesidad de una evaluación psicológica debiera ser considerada. Si no estás evidentemente angustiada ni con pensamientos suicidas, no se te debiera obligar a someterte a una evaluación psicológica. Los médicos debieran estar capacitados para evaluar el riesgo de suicidio y/o homicidio y aunque un seguimiento ambulatorio es aconsejable, hospitalizarte exclusivamente por las autolesiones no es justificable.
3.El derecho a la privacidad corporal. 
Las examinaciones visuales para poder determinar la extensión y frecuencia de las autolesiones debieran llevarse a cabo sólo cuando sea absolutamente necesario y, de realizarse, debieran hacerse dignamente. Muchas personas que se autolesionan han sido abusadas; la humillación de desnudarte muy posiblemente aumente la frecuencia y el nivel de tus futuras autolesiones, al igual que incitarte a buscar mejores maneras de esconder tus marcas.
4.El derecho a sentir que tus sentimientos tras las auolesiones son validados.
Tienes el derecho a que se te reconozcan y validen los sentimientos angustiantes que te llevaron a autolesionarte. Aunque el personal médico pueda no entender por qué una situación particular es tan agobiante, por lo menos debe entender que sí es angustiante y debe respetar tu derecho a estar afligida.
5.El derecho de dar a conocer lo que se quiera y a quien se quiera revelar.
Nadie debiera revelar a otros que tus lesiones son auto-infligidas sin tu previo consentimiento. Las únicas excepciones son casos en los que tu tratamiento involucra a un equipo clínico o cuando la información de que las lesiones fueron auto-infligidas es escencial para poder brindarte el cuidado apropiado. Tienes el derecho de saber cuándo y a quién se le revela a otros esta información.
6.El derecho a elegir qué mecanismos utilizarás para lidiar con tus sentimientos.
Nadie tiene el derecho a forzarte a elegir entre las autolesiones o la terapia. Los terapeutas no deben obligar a sus clientes a firmar un contrato para no autolesionarse; en vez, el terapeuta y tú debieran trabajar juntos para desarrollar un plan para lidiar con tus impulsos y actos autodestructivos. No debieras sentir que tienes que mentir sobre tus autolesiones ni debieran denegarte la terapia por este motivo.
7.El derecho a tener personas a cargo de tu cuidado que no permitan que sus sentimientos sobre la autolesión distorsionen la terapia.
Aquellas personas que trabajan con gente que se autolesiona no deben permitir que sus sentimientos de miedo, repulsión, rabia y ansiedad interfieran con la terapia. Esto se aplica tanto para las personas que entregan cuidados médicos como para los terapeutas. Tú ya tienes suficiente carga sobre ti misma para además estar soportando los prejuicios y sesgos de las personas que te brindan cuidados.
8.El derecho a que tus autolesiones sean validadas como un mecanismo para lidiar con tus sentimientos.
No debieras sentirte avergonzada, amonestada o castigada por haberte autolesionado. Las autolesiones son un mecanismo para lidiar con sentimientos abrumadores y pueden ser usadas como un último intento para evitar el suicidio. Debieras honrar los efectos positivos de las autolesiones pero también reconocer que los efectos negativos sobrepasan los positivos y que existen otros métodos para poder lidiar con tus sentimientos que no son tan autodestructivos ni interfieren tanto con tu vida.
9.El derecho a no ser automáticamente considerada como una persona peligrosa simplemente por las lesiones auto-infligidas.
No debieras tener que someterte a ningún tipo de contensión ni aceptar ser encerrada en una sala en la urgencia simplemente porque te auto-infligiste tus lesiones. No debieras ser cometida involuntariamente y los médicos sólo tienen derecho a decidir por ti en caso de presencia de síntomas psicóticos o intentos de suicidio u homicidio.
10.El derecho a que tus autolesiones sean consideradas como un intento de comunicar, no de manipular.
La principal razón por la que te autolesionas es porque estás tratando de expresar cosas que no puedes exteriorizar de otra manera. Aunque a muchas personas este tipo de intento de comunicación pueda parecerle manipulador, tratarlo de esta manera sólo lo empeora. Tienes el derecho a que se te respete la naturaleza comunicativa de tus lesiones y a que las personas que te rodean asuman que no es un comportamiento manipulador hasta que exista clara evidencia de que así sea.


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