No son pocos los propietarios de animales de compañía que se quejan continuamente por lo mal que comen sus mascotas y podríamos decir que son legión los que maldicen su mala suerte por tener en casa un ser maleducado, caprichoso y definitivamente molesto.
Lo que ninguno de estos propietarios se plantea es su parte de culpa en el asunto; nadie (o muy pocos) reconoce su clara responsabilidad en la educación de su animal de compañía; ninguno asocia los innecesarios suplementos (carne, bollería, arroz, macarrones, sobras,…) que añadía al pienso de su cachorro como la causa de que la mascota sea imposible de complacer, ni con los mas exquisitos, sabrosos y apetecibles alimentos (caseros o comerciales).
Debemos tener presente que los primeros meses de la vida de nuestro animal de compañía tienen una importancia vital y debemos asumir que las decisiones que adoptemos en lo referente a su alimentación y educación general será un claro reflejo de sus costumbres y de su estado sanitario durante el resto de su vida.
UN NUEVO CACHORRO
El nuevo ser vivo necesita inmediatamente, y tras el parto, ingerir alimento. Los cachorros deben tomar calostro (primera secreción láctea) lo antes posible, ya que con él tomarán el 90% de la inmunidad (defensas) con la que serán capaces de defenderse de los agentes infecciosos; el restante 10% lo adquieren en el interior de la madre antes del nacimiento.
El calostro no solo tiene una importancia fundamental en lo referente a la inmunidad: debe ser ingerido con prontitud para aumentar el volumen circulatorio; con ello, la sangre circula de forma correcta y todos los sistemas y aparatos del pequeño organismo del cachorro funcionan a la perfección.
Para valorar si los cachorros tiene un crecimiento normal debemos pesarlos diariamente durante las dos primeras semanas y posteriormente cada tres días hasta que tengan un mes; el aumento de peso periódico es el mejor indicador de salud durante el crecimiento y la confirmación de que el alimento ingerido es correcto.
El peso al nacer suele doblarse a los 7-10 días y aumenta unas 6-10 veces a las seis semanas de edad.
Existe una regla para controlar el incremento de peso del cachorro:
“un cachorro puede ganar de 2-4 gramos de peso al día por cada kilogramo que pesara cuando sea adulto”
Para entenderlo mejor pensemos que el cachorro es de una raza que de adulto pesará 40 kilos; el cachorro puede aumentar su peso entre 80 (2×40) y 160 (4×40) gramos al día.
Esta regla es bastante exacta hasta las primeras cinco semanas de vida.
La mayoría de los perros alcanzan el 50% de su peso de adulto con cuatro meses de edad; el crecimiento rápido se mantiene hasta los seis a nueve meses y suele completarse hacia el año, con la excepción de las razas gigantes (Gran danés, San bernardo,…) que no dejan de crecer hasta los dieciséis a dieciocho meses completando su crecimiento a los dos años.
Si el cachorro llora continuamente o no aumenta su peso debemos plantearnos que por alguna razón no esta consumiendo suficiente leche y si lo hace esta no es de suficiente calidad, ¿qué hacer?:
1. Acudir con la madre al veterinario para que descarte una posible patología causante de una disminución en la producción láctea o en su calidad.
2. Asegurarnos que la madre consume suficiente cantidad de un alimento de buena calidad (crecimiento-lactación).
Si esto no es suficiente deberemos plantearnos, junto con el profesional, la posibilidad de suplementar la alimentación del cachorro con leches maternizadas especiales para perros.
DESTETE
Se denomina así al momento en el que debemos retirar a los cachorros de la alimentación materna y comenzar con la alimentación comercial de cachorro.
Este proceso suele iniciarse de forma paulatina a partir de las tres semanas de edad; una buena forma para realizar el cambio es ir introduciendo entre las tomas de leche materna algunas tomas de alimento seco para cachorro remojado con agua, alimento enlatado para cachorro o papillas de transición especialmente diseñadas para este fin.
Si elegimos la opción del pienso seco remojado con agua (la más interesante) iremos disminuyendo gradualmente la cantidad de agua hasta que en pocos días el animal coma el pienso seco; no utilizaremos nunca leche de vaca para humedecer el pienso, ya que su contenido en lactosa es mayor que el de la madre y puede producir diarrea y deshidratación.
El destete completo llegará por tanto a las cuatro a seis semanas de edad y desde este momento no permitiremos que el cachorro realice ninguna toma de leche materna ya que en esa fecha consumirá exclusivamente pienso de cachorro seco.
ALIMENTOS DE CRECIMIENTO
La alimentación de los cachorros debe ser específicamente formulada para tal propósito y nunca debe suplementarse con calcio y/o fósforo si no es por recomendación del veterinario.
Aparte del calcio y del fósforo también deben evitarse “mezclas maravillosas” (carne de caballo, huevo completo, zanahoria, leche condensada, miel,…) propias de ciertos criadores, tenderos y veterinarios “iluminados”, que lo único que consiguen es que el animal se convierta en un caprichoso crónico o que se desencadenen variados cuadros patológicos debidos al espectacular desequilibrio nutricional.
Es importante tener muy presente que si nos decidimos por un alimento de alta calidad y por tanto de fácil digestión y asimilación de nutrientes, el animal consumirá menos cantidad que si tuviera que alimentarse con otro alimento de peor calidad, peor digestión y mas difícil asimilación de los nutrientes.
Lo que muchas veces nos parece caro es en realidad bastante mas barato, muchas veces por ahorrar una peseta (¡¡perdón, un euro!!) gastamos mas en las consecuencias (lento crecimiento, menor desarrollo, menor resistencia a infecciones,…).
FORMAS DE ALIMENTAR AL CACHORRO
Teniendo claro que un cachorro solo debe comer un alimento equilibrado de alta calidad (para su edad) y que las suplementaciones están prohibidas, no debemos olvidar algo ya comentado: la cantidad.
Mucha gente piensa que un animal gordo esta mas sano cuando en realidad esta o estará en breve enfermo.
La sobrealimentación provoca un exceso de nutrientes y energía que provocara un cachorro-adulto obeso con múltiples problemas (cardiovasculares, dermatológicos,…) o un cachorro-adulto con graves problemas musculoesqueléticos.
Las cantidades deberán adecuarse utilizando la referencia indicada por los fabricantes y ayudados de la supervisión del veterinario; en muchos casos animales de la misma camada con igual peso y apariencia consumen alimentos con diferencias de hasta el 45% en la cantidad diaria; la supervisión veterinaria de la evolución del peso del cachorro es fundamental.
En lo referente al numero de comidas, estas deben ser lo mas numerosas posibles (3-5 ó mas) al principio, disminuyendo progresivamente hasta dos al día cuando finalice su crecimiento.
Aquí también nos apoyaremos en el profesional; no es lo mismo alimentar a un perro ansioso que se traga las bolas de pienso sin masticar que a un animal que se reparte las dosis desde el primer día; comentaremos la situación con el veterinario, y con los datos obtenidos elegiremos alguna de las distintas posibilidades:
- Alimentación a libre disposición: disponemos la cantidad diaria de alimento en una sola vez; solo debemos emplear esta opción en animales que se regulan bien y jamás en animales ansiosos,
- Restricción de la cantidad: disponemos la cantidad exacta de alimento que el animal deberá comerse en cada tomas; esto se realiza el números de veces necesario para administrar la cantidad de alimento diario.
- Restricción del tiempo: disponemos el alimento un tiempo concreto (no más de 10 minutos). Solemos emplear esta opción en animales que no aceptan el alimento (animales caprichosos); con ello conseguimos estimular el interés por su ración.
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