Chiquis, ¿esta Jimena por ahí?,... quiero invitarla para que venga hacer con nosotros las gordas de chicharrón para la noche. Fue lo que alcancé a escuchar de todo lo que Pedro hablaba por teléfono mientras me peinaba en el baño....¡Mmmm! mi mirada se quedó fija en la nada ... y ese comentario me transportó por el tiempo, años atrás cuando vivía mi papá.
Todo empezó un domingo que departía toda la familia (menos mi mamá, ella iba muy seguido a San Luis Potosí y se quedaba por largas temporadas) estábamos en la terraza de la casa de mis papás y como ya se acercaba el 15 de septiembre (fecha muy importante para los mexicanos), planeábamos como pasar esa noche, alguien bromeando planteó hacer como una Kermesse, ¡Oh! ¡Oh!.. no contaba con el entusiasmo de la familia, y sí, efectivamente eso hicimos, una Kermesse.
Ayudó que el patio es grande, y como somos siete hermanos cada quien escogió algo para traer ( tamales, pozole, tostadas, picadas poblanas, huevos con conferí, dulces típicos, elotes, etc) algún plato de comida mexicana. Además acordamos vestirnos todos con trajes típicos de México.
Esta noche se volvió una costumbre familiar que año con año fue creciendo en creatividad y entusiasmo, adornábamos nuestros puestos con papel crepe y lustre de colores, cartulinas con letreros, banderas, listones tricolores (quedaban muy coloridos), nuestros trajes típicos cada vez eran más sofisticados los cuales cada año lo cambiábamos y los más entusiasmados eran los niños que en aquel tiempo eran muy pequeños, al paso del tiempo los más grandes eran ya unos jóvenes que seguían con el mismo gusto de siempre, nos hablábamos con anticipación para no repetir los platillos, hacíamos boletos para cada persona, adornábamos la casa y todos participábamos, hijos, hijas, nueras, yernos, nietos, aquello era un verbena familiar digna de contemplar.
Lo más espectacular de la noche era mi papá que año con año se caracterizaba de un personaje histórico, como el Padre Don Miguel Hidalgo o Benito Juárez, una vez se vistió como el Pípila ( el
adolescente que con una loza sobre la espalda para cubrirse del enemigo defendió la Alhóndiga de Granaditas) y salió tal cual, y para dar mejor efecto a su caracterización quemó el traje de indio que traía puesto, claro que no olvido su loza en la espalda que la sustituía con un bloque de unicel pintado de gris. Sus disfraces de año con año eran una sorpresa para todos, no nos decía nada hasta el último momento que salía (al verlo todos le aplaudíamos) poco antes de las 11.00 pm. que es la hora en que el Presidente da el grito, mi papá lo daba en su casa, con la campana que está colgada afuera, junto a la puerta de la sala.
El gritaba: -¡Viva México ! y todos gritábamos... ¡Viva México!
¡Viva el padre Hidalgo! y volvíamos a responder ...¡Viva!...... y así mencionaba a cada uno de los personajes históricos que tuvieron que ver con la Independencia de nuestro país (tal y como lo hacen los presidentes en el Zócalo ) y al último hacia sonar fuertemente la campana, los nietos las trompetas y a la vez que prendían cuetes y nosotros aplaudíamos y agitábamos la bandera que anteriormente se habían repartido...¡Ah!..este recuerdo me produce tal nostalgia que no puedo evitar lágrimas en mis ojos.(¡Gulp!..lo siento).
Después de que mi papá acababa de dar "el grito", cada quien (los adultos con su pareja) se acomodaban en su puesto para atender a chicos y grandes, porque déjame decirte que nuestro festejó se volvió tan popular que llegaban muchos invitados para disfrutar con nosotros esa noche. Y también ellos iban vestidos típicamente y gritaban ¡Viva México! y agitaban su bandera. ¡Cómo disfrutábamos todos esa noche, reíamos, bailábamos,cantábamos, comíamos, y lo más importante.....convivíamos!.
Te puedo asegurar que el más contento de la noche era mi padre, disfrutaba mucho ver a toda su familia junta, siempre nos inculcó la unión familiar, algo muy importante para él.
-¿Qué más falta para la cena?.....esta pregunta me volvió a la realidad, otra vez era Pedro que se estaba dirigiéndo a mí...
Después de un gran suspiro le respondí...
-Ya nada... gracias, no hace falta nada.
Reciban un saludo y hasta pronto.
1 comentario:
Hola Tía!
Leer tu relato del 15 de septiembre, me trajo muchos recuerdos y sentimientos, nostalgia, emocíon, alegría, pero sobretodo mucha felicidad.
Me encantó recordar tan vividamente lo bien que la pasabamos todos juntos en familia.
TE quiero mucho
Emmanuel
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