Situada en la parte este de Ile de la Cité, su fachada mira hacia el oeste y da sobre la plaza Notre Dame, donde se encuentra el punto cero desde el que se cuentan todas las distancias de Francia. Sus dimensiones alcanzan los 130 metros de largo por 48 metros de ancho y una altura total de 69 metros.
La fachada presenta tres grandes portales. El Portal del Juicio Final, el más importante al centro, muestra esculturas representando la resurrección de los muertos, un ángel con una balanza pesando virtudes y pecados y demonios que se llevan las almas pecadoras, imágenes que sin duda habrán tenido gran peso en el inconsciente popular en la Edad Media. Los dos portales laterales fueron consagrados a la Virgen María y a Santa Ana, su madre.
A unos 20 metros del suelo, una galería con 28 estatuas se levanta por encima de los portales. Cada estatua, de 3,5 metros de altura, representa los 28 reyes de Judea que precedieron la llegada de Cristo. De las estatuas originales medievales sólo quedan fragmentos, ya que durante la Revolución fueron destruidas creyendo que representaban reyes franceses.
Sobre el portal central se destaca el gran vitral circular de la roseta, de casi 10 metros de diámetro, uno de los elementos más notorios de la fachada. Sin embargo, este vitral no es el más grande de la catedral, ya que las fachadas norte y sur presentan vitrales de 13 metros de diámetro. Por encima de la roseta, una hilera de columnas y luego las dos torres con campanario completan la cara oeste.
El lugar donde se encuentra la catedral estuvo desde mucho tiempo antes de su construcción ligado a las actividades religiosas.
La tribu celta de los parisii, los primeros habitantes de la isla, al parecer celebraban allí sus rituales y posteriormente los romanos habían erigido un templo en honor a Júpiter. Una primera iglesia cristiana se habría construido luego en honor a Saint Etienne, y sobre ella una iglesia románica, que es la que perduró hasta 1163, año en que el arzobispo Maurice de Sully decidió la construcción de la catedral.
Las turbulencias de la historia, el deterioro por el paso del tiempo y las nuevas tendencias arquitectónicas hicieron que la Catedral sufriese numerosas modificaciones y restauraciones, la más notable emprendida en 1844 por Eugene Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste Lassus, que se prolongó por 23 años. Más recientemente, en 1965, excavaciones bajo la catedral revelaron la existencia de catacumbas de la época romana y habitaciones medievales.
Víctor Hugo escribió en 1831 su novela "Notre Dame de París". Situando los acontecimientos en la catedral durante la Edad Media, narra la historia de Quasimodo, el jorobado que se enamora de la bella gitana Esmeralda y sufre el hostigamiento de su tío Frolo. Su ilustración poética de la arquitectura de la catedral permitió a muchos descubrirla de una forma diferente.
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