Tomado de la revista El mundo del perro
Si la naturaleza ha dotado a los perros de un apéndice móvil de tamaño considerable en algunos casos, es evidente que alguna utilidad debe tener. A todos nos encanta que un animal adorable nos mire fijamente agitando su cola en lo que interpretamos como una expresión de felicidad por nuestra compañía. Pero, mientras que los canes han desarrollado, con increíble rapidez, un lenguaje para tratar de comunicarnos lo que sienten, nosotros, pequeños seres egocéntricos, nos quedamos sólo con lo más evidente sin tratar de descifrar las señales que emiten. Afortunadamente, algunos investigadores están empeñados en conseguir interpretar el código canino y cada avance es un paso más hacia la perfección de la comunicación perro hombre.
Un gran porte del lenguaje del perro es mímico; por las expresiones o la posición de determinadas partes de su cuerpo vistas en conjunto podemos adivinar lo que intenta decirnos. Incluso, en su afán por adaptarse a su condición de acompañante de los humanos, el perro ha cambiado progresivamente de tal manera que, en ocasiones, las partes de su cuerpo con las que más se expresa lucen un pelo de otro color para destacarlas, como la cola, las orejas o los labios. La cola, además de tener una función de equilibrio y balanceo, sirve como transmisor de mensajes. Desempeña un destacado papel en la comunicación corporal del animal, ya que es una de las partes de su cuerpo que mejor nos transmite su estado de ánimo. Pero hay que entender que su movimiento indica excitación, es la manera que tiene el animal de equilibrar la energía provocada por fuertes estímulos. Al igual que el resto de señales corporales, el meneo de la cola por sí mismo no dice nada, sólo indica que el perro está agitado por algo pero, visto en su contexto, se hace comprensible y podremos saber si está jugando, tiene miedo o se mantiene al acecho.
Expresión de conflicto
El zoólogo, antropólogo y escritor británico Desmond Morris asegura que el movimiento de la cola es una expresión de un estado conflictivo en el que el animal se siente atraído, simultáneamente, en dos direcciones. Por ejemplo, si duda entre irse o quedarse, como cada deseo anula al otro, permanecerá donde está pero en un estado de tensión. De esta manera, no es posible atribuir al meneo de la cola un solo significado, sino que habrá que observar las otras acciones que el perro está llevando a cabo. Morris explica esta dicotomía analizando el comportamiento de los cachorros. Así, los perros recién nacidos no mueven la cola; la mitad de ellos lo harán a los treinta días y a los 49 días la actividad estará plenamente desarrollada. La primera vez que aparece es cuando se están alimentando, lo que nos llevaría a pensar que las crías están demostrando que disfrutan con la comida pero, si esto fuera cierto, por qué no se ha presentado antes este comportamiento? Para Desmond Morris la respuesta se encuentra en que se produce un conflicto entre los cachorros. Cuando tienen dos semanas no existe la rivalidad entre ellos, pero o las seis o siete ya han empezado a pelearse y, para alimentarse, deben juntarse, lo que les provoca miedo que, a su vez, se ve vencido por la urgencia de comer. Los cachorros desean quedarse pero no quieren estar demasiado cerca de sus hermanitos.
¿Esta contento de verme?
Cuando se trata de perros adultos, el movimiento también se produce en los encuentros sexuales, en los que se mezclan la atracción y el miedo, y en las aproximaciones agresivas, en las que el ejemplar que mueve la cola siente hostilidad y miedo. Pero, qué pasa cuando el movimiento de la cola lo provocamos nosotros, los amos? Pues, según Morris, en esta ocasión el perro muestra amistad y excitación pero, al mismo tiempo, una leve aprensión, pues el animal ve que se acerca alguien más grande que se inclina hacia él, lo que se convierte en motivo de preocupación para los perros. Además, no hay que olvidar que somos dominantes con ellos y que dependen de nosotros para sobrevivir.
Autoprotección
Otra de las funciones atribuidas a los meneos de la cola es la transmisión de señales olorosas. Los perros poseen unas glándulas anales con las que emiten sus olores personales y, si la cola está alta y en rápida oscilación, se incrementa su expulsión. En este sentido, la colocación de la cola entre las patas, que es interpretada como un signo de temor, sería también una acción de autoprotección, pues el can estaría intentando eliminar todo rastro olfativo.
A menudo vemos a un perro dando vueltos sobre sí mismo intentando morderse la cola en una acalorada persecución que nos puede parecer graciosa pero, por lo general, es un comportamiento que se da en animales que viven en un ambiente monótono o en malas condiciones, A los perros les encanta explorar y relacionarse con humanos y otros miembros de su especie; si se les priva de compañía y se les deja en un lugar reducido en el que no cambia nada, sufren. Así, pueden llegar a desarrollar conductas compulsivas y el morderse la cola es una de ellas. Esto también se observa en los cachorros que han sido separados de su camada y cuyos dueños no juegan con ellos. El hecho de perseguirse la cola no es malo en sí siempre que no se convierta en una obsesión y, en muchos casos, los cachorros abandonan este comportamiento por sí solos.
Todo lo que debemos conocer
A través de los movimientos y la posición de la cola podemos obtener una información muy valiosa y saber qué está sintiendo nuestra mascota.
Ligeramente baja pero apartada de las patas traseras: el perro está tranquilo y relajado.
En posición horizontal pero relajada: indica satisfacción.
Extendida horizontalmente pero sin llegar a estar tiesa: curiosidad, atención hacia algo que está viendo y le parece interesante.
Extendida horizontalmente y tiesa: hay un intruso.
Erguida: es un signo de autoridad, se muestra dominante.
Erguida y algo curvada sobre la grupa: confianza, control.
Erguida y erizada: agresividad.
Entre las piernas: miedo o inseguridad si las patas están algo flexionadas. Si las patas están rígidas y la cola se agita levemente, el perro nos está diciendo que no se siente bien.
Rígida, alineada con la espalda y con movimiento lento: preocupación o molestia.
Movimientos rápidos de un lado a otro: indican que el perro está alegre o muy contento en el caso de que la mueva enérgicamente y rápido. Está excitado porque se va a producir un acontecimiento que desea.
Agitación formando círculos amplios: es la señal que utilizan los perros cuando juegan a pelear para indicar que todo marcha bien, que sólo se trata de un juego.
Unos cuantos movimientos de lado a lado: saludo, aprobación o sensación de estar a gusto.
Cola levantada en movimiento amplio y arrítmico: recelo, está estudiando a quien tiene delante y no sabe si aceptarlo o rechazarlo.
Alzada y con movimiento rítmico y lento: el perro permanece en guardia.
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