Por qué ocurre
Los niños pequeños se masturban por la misma razón que lo hacen los niños más mayores: ¡es agradable! La exploración del cuerpo es parte del crecimiento. Durante sus primeros años tu hijo aprende a correr, saltar, lanzar, dibujar y (¡con suerte!) a ir al baño solito. Puede que sienta tanta curiosidad por sus genitales como por los dedos de sus pies, o su ombligo, y si ha dejado recientemente los pañales, quizás sea la primera vez que puede tocarlos fácilmente. Cuando los padres ven este tipo de exploración se preguntan si "es normal". La respuesta que la mayoría de los expertos dan es: sí, no necesitas preocuparte.
Qué hacer
No te asustes. No todos los niños lo hacen, pero la masturbación es algo totalmente normal. No causa ningún daño físico, no presenta ningún riesgo para la salud y no hará que tu hijo se convierta en un maníaco sexual. La masturbación en los niños no es sexual (como lo es para los adultos) porque los niños no saben lo que es el sexo. Y aunque en los niños más mayores los juegos que incluyen elementos sexuales explícitos pueden indicar que han estado expuestos a abusos sexuales o a material sexual explícito, es extremadamente poco probable que éste sea el caso con los niños pequeños. (Un niño pequeño que ha sido víctima de abuso sexual es más probable que se refugie en sí mismo o que comience a tener problemas para dormir de repente.) Aparte de esto, los niños se masturban porque resulta agradable, y estas sensaciones agradables son tan placenteras como lo pueden ser para los adultos. Un niño pequeño puede incluso masturbarse hasta llegar a un orgasmo con jadeos, la cara roja y un gran suspiro al final. Pero esto no es nada de lo que haya que preocuparse en absoluto.
Ignóralo. Puede que ya le hayas dicho a tu hijo que algunas partes de su cuerpo son privadas y que nadie, menos él o ella, sus padres o un doctor, deben tocarlas. Pero puede que esto no signifique nada para tu hijo de menos de tres años, porque a esa edad no entiende el concepto de privacidad. Lo mejor que puedes hacer es mirar hacia otro lado o sumergirte en una actividad que te distraiga.
Distráelo. Incluso sabiendo que es normal y que otros niños lo hacen, probablemente te sentirás avergonzada si tu hijo comienza a masturbarse delante de otras personas. Si no puedes ignorarlo o reírte de ello, la distracción es lo mejor. La masturbación se parece mucho a meterse el dedo en la nariz, los niños lo hacen porque está ahí, porque están aburridos y porque tienen las manos libres. Si las manos de tu hijo se van hacia su entrepierna en momentos inoportunos (frente a tus familiares, por ejemplo) dale un juguete u otro sustituto. Invítale a hacer un rompecabezas o a jugar con bloques o a lanzar una pelota, cualquier cosa que mantenga sus manos lejos de sus pantalones.
Observa tus propias reacciones. Las reacciones de los padres a la masturbación son las que presentan el riesgo más grande para los niños. Si tu hijo se siente culpable por explorar su cuerpo, o si siente que está haciendo algo que es sucio o malo, asociará más adelante en su vida los sentimientos de placer con culpa y vergüenza.
Ignóralo. Puede que ya le hayas dicho a tu hijo que algunas partes de su cuerpo son privadas y que nadie, menos él o ella, sus padres o un doctor, deben tocarlas. Pero puede que esto no signifique nada para tu hijo de menos de tres años, porque a esa edad no entiende el concepto de privacidad. Lo mejor que puedes hacer es mirar hacia otro lado o sumergirte en una actividad que te distraiga.
Distráelo. Incluso sabiendo que es normal y que otros niños lo hacen, probablemente te sentirás avergonzada si tu hijo comienza a masturbarse delante de otras personas. Si no puedes ignorarlo o reírte de ello, la distracción es lo mejor. La masturbación se parece mucho a meterse el dedo en la nariz, los niños lo hacen porque está ahí, porque están aburridos y porque tienen las manos libres. Si las manos de tu hijo se van hacia su entrepierna en momentos inoportunos (frente a tus familiares, por ejemplo) dale un juguete u otro sustituto. Invítale a hacer un rompecabezas o a jugar con bloques o a lanzar una pelota, cualquier cosa que mantenga sus manos lejos de sus pantalones.
Observa tus propias reacciones. Las reacciones de los padres a la masturbación son las que presentan el riesgo más grande para los niños. Si tu hijo se siente culpable por explorar su cuerpo, o si siente que está haciendo algo que es sucio o malo, asociará más adelante en su vida los sentimientos de placer con culpa y vergüenza.
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