Los especialistas insiten en que hay múltiples factores biológicos, psicosociales y de aprendizaje que interatuan entre sí. La investigación sobre este trastorno es relativamente reciente, por lo que contínuamente aparecen nuevos datos.
El trastorno borderline se caracteriza principalmente por una desreguralización emocional, pensamientos extremadamente polarizados y relaciones interpersonales caóticas. Por esto, la inestabilidad del estado de ánimo fluctua rápidamente de un sentimiento de profunda tristeza a una exagerada excitación o alegría, que nada tienen que ver con el trastorno bipolar.
Para no adentrarnos en terminologías ni estudios, y entender de una forma mas sencilla la personalidad borderline, vamos a dar los rasgos principales. Como curiosidad, para explicarlo de una forma más concisa, hay una regla mnemotécnica, que se transcribe en inglés con la palabra praise (alabanza).
Paranoia, idea paranoide
Relaciones inestables
Afectividad inestable, miedo al abandono
Impulsividad, perturbaciones de la Identidad, Ira inapropiada
Suicida
Evacuacion de yo (sentimientos de vacio)
Los síntomas son múltiples y variados, y pueden cambiar de un día para otro.
La persona con trastorno límite de la personalidad sufre por una falta de adaptabilidad y madurez en la conducta, lo que le impide resolver conflictos e interpretar adecuadamente los acontecimientos. Ha aprendido a evadir, autodestruirse y manipular ante este tipo de situaciones.
La elevada sensibilidad en las emociones le lleva a un sufrimiento mucho más intenso del que podamos imaginar, le cuesta mucho regularlas y además las siente durante un periodo de tiempo mayor que los demás. Lo que lleva a una incomprensión por parte de las personas que le rodean.
Curiosamente poseen una inteligencia media-alta, de hecho el CI de las personas afectadas por este trastorno es muy elevado, suelen ser cultas y capaces de despertar interés en quien les conoce, pero presentan dificultad para aprender de sus propias experiencias; tienen problemas de concentración y atención.
Con más asiduidad de la que imaginamos, actúan de una forma impulsiva (pero no premeditadamente), estas actuaciones que pueden llegar a ser alocadas, inconscientes, peligrosas, y aunque son conscientes en todo momento de sus actos, no los pueden controlar debido a la presión de emociones muy intensas sobre todo la ira y el enfado. En casos más severos estas conductas no las recuerdan y en los más extremos llegan a perder el conocimiento.
Suelen tener una o varias máscaras para presentarse a los demás. Lo hacen por miedo a que se les llegue a conocer. La mayoría del tiempo parecen personas crueles y frías (lo que les acarrea conflictos con ellos mismos al ser conscientes en todo momento de lo que piensan o hacen). A veces esconden sus propios sentimientos aparentando que no les ocurre nada, lo que confunde a los demás.
Los borderline alternan sus pensamientos creyendo que unos están a su favor y otros en contra, sobre todo en el ámbito familiar; las situaciones las recuerda de forma distinta a los demas y creen que otros son los responsables de sus acciones.
Aunque resulte poco creíble, los efectos de su conducta sobre otras personas no los reconoce. La conducta, como hemos dicho, es caótica, aunque son conscientes de sus actos, y de , no pueden controlarse. Se autoagreden e intentan suicidarse. Pueden ser personas encantadoras con los extraños, pero ser agresivos con los familiares y además culpan a estos mismos de sus propios comportamientos o sentimientos.
Otras características propias de una personalidad borderline es la habilidad asombrosa que tienen para ver los puntos débiles de los demás. Aparentan competencia y control, sobre todo en el trabajo, lo que confunde a los demás que no entienden esa personalidad ambivalente de sus acciones; es decir, su trabajo lo desarrollan con total normalidad y eficiencia, pero el comportamiento hacia los demás suele ser indiferente, se muesran irritados con frecuencia e incluso llegan a odiar al resto por considerarlos incompetentes.
En casos severos, el trastorno también se muestra de forma física. Padecen constantes dolores de cabeza, temblores, cansancio, molestias en el estómago y náuseas. A menudo y como parte de aliviar el sufrimiento interior que les desborda, comen sin control alguno. Cuando una persona con TLP está extremadamente disfórica suele autoagredirse, como ejemplo: unos cortes en la piel no produce dolor físico, si no que alivia esa disforia.
No es cierto que estas personas estén fingiendo y exagerando constantemente, como tampoco son frívolos y con falta de sentimientos. Los pacientes afectados por LTP suelen presentar otros síntomas de otros trastornos psiquiátricos, La dificultad para diagnosticar a un TLP es elevada, ya que sufren síntomas de otro tipo de enfermedades psiquiátricas y la medicación indicada es, a menudo errónea, lo que provoca con el tiempo un empeoramiento de la enfermedad.
Hoy se cuenta con diversas herramientas y técnicas para su diagnóstico, y variedad de psicofármacos, que junto con las terapias adecuadas para el afectado y su familia, hacen del paciente con TLP se sienta más integrado, no diferente.
Fuente apa.org - Editado para Kuriososblogs por H.A. Calderón
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