Es una realidad, la infidelidad existe por muchas razones, algunas más justificadas que otras. Quienes han padecido el dolor de una traición condenan a los infieles como a la peor “raza” sobre la tierra, quienes la han disfrutado guardan el gusto por lo prohibido.
Es verdad, muchos hombres y mujeres son infieles por naturaleza, la monogamia no nació con ellos. Instintivamente siempre están de cacería. Este tipo de personas nacieron con el "don" para no dejarse atrapar "con las manos en la masa". Te cuento cuál es la tendencia femenina.
Existe una razón
Para ser infiel se necesita al menos una buena razón, el gusto por lo prohibido, monotonía de una relación, falta de satisfacción sexual o emocional en pareja, unos tragos de más, y hasta la misma adrenalina de mantener una relación oculta. Una vez se tenga la razón adecuada no habrá remordimiento que valga cuando el placer encienda la llama.
Carnada segura
La tentación está en todas partes, en el trabajo, la universidad, una exposición, un bar, un café, hasta entre los mismos amigos. La mujer infiel es a su vez una carnada fácil, por eso va en busca de una presa fija y de confianza, es decir, alguien que esté dispuesto a todo sin pedir nada a cambio, y por supuesto, sin delatarla.
El lugar adecuado
La mayor parte de las infieles, eligen un lugar diferente a sus propias casas para encontrarse con sus amantes. Entre más lejos esté de los lugares que frecuenta con su pareja oficial, mejor. Muchas veces recurren a pequeños hoteles o el apartamento del "otro"como sitio oficial de fogosos encuentros.
Momentos indicados
La fórmula más frecuente que utilizan las infieles para sacarle tiempo a su "affaire" es inventar tardes de charlas o compras con las amigas, ellos siempre prefieren perderse esos planes.
Coartada segura
Una cuartada siempre es necesaria, y para ello existe la mejor amiga. Aunque las más profesionales saben que es mejor no confesar el secreto. En caso de despertar alguna sospecha, lo mejor es hacerse la ofendida. Eso siempre funciona.
De guantes blancos
Nada de cambiar repentinamente de ropa interior, perfume, bañarse al llegar a casa o salir repentinamente de viaje de negocios. Lo ideal es no cambiar en lo más mínimo para no levantar sospechas.
El hombre que escucha
Aunque parezca mentira, las mujeres somos muy propensas a la infidelidad porque siempre estamos buscando a alguien que nos escuche y demuestre que está interesado por nosotras. Si una mujer siente que su pareja la está dejando a un lado, y conoce a otro hombre que la hace sentir viva y deseada de nuevo, se convierte en una infiel en potencia dispuesta a vivir una aventura extrema.
Corazón en conflicto
A diferencia de los hombres, las mujeres tenemos un punto en contra a la hora de ser infieles, nos sentimos mal. Por mucho que él se lo merezca, finalmente nosotras no tenemos el corazón para engañarlo. Y claro, cargamos encima con el estigma social que justifica la infidelidad de los hombres, y su apetito sexual, pero nos reserva vírgenes y fieles hasta que la muerte nos separe.
Peligro enamorar
Uno de los puntos en contra en una mujer que es infiel es que no puede evitar involucrar su corazón. Aunque sepa que no puede dejar y tampoco lo quiere, a su familia, no evita sentir algo más por aquel hombre que le cambió la vida. Al final es un sufrimiento y sensación de traición doble.
Surgen entre las cenizas
Si bien para los hombres tener una aventura puede ser pan de cada día y no tiene mayor influencia en la vida, más que un poco de aventura extra, para la mujer el tema es muy distinto ya que pasa por la autoestima y valoración de sí mismas. Puede que la relación termine y la mujer vuelva con su pareja pero jamás volverá a ser la misma.
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