Límites confusos
Problemas tales como el derecho a la privacidad toman una coloración distinta en la familia narcisista. Por ejemplo, en una familia sana, la privacidad es respetada y alentada: los padres no entran a los dormitorios o baños sin primero tocar, no escuchan a las conversaciones telefónicas de otros, tampoco leen el correo ajeno, y no dejan que los niños invadan su privacidad tampoco. Hay límites claros, reglas claras de convivencia que los miembros de la familia pueden esperar que respeten los demás.
En una familia abiertamente narcisista, no hay reglas que gobiernen los límites de tal privacía. La privacidad tal vez sea un concepto totalmente ajeno. Las posesiones de las personas, su tiempo e inclusive sus propios cuerpos pueden ser propiedad de los padres, el cuidador, o un hermano o hermana más fuerte. En la casa donde el padre esté abusando sexualmente de uno o más de los niños, por ejemplo, la idea de privacidad – o propiedad de la privacía – es impensable para la víctima de incesto. Si ella no posee su cuerpo, no posee nada y no tiene derechos. No hay límites del todo en términos de lo que pueda esperar o demandar de otros (nada), y lo que otros esperan o demandan de ella (todo).
En las familias encubiertamente narcisistas, tal vez haya reglas claras para gobernar los límites, incluyendo la privacía física. El problema, sin embargo, es doble. Primero, los padres tal vez rompan las reglas si su necesidad lo dicta, y segundo, no hay límites en términos de expectativas emocionales de los hijos. Siempre se espera que los niños cumplan las necesidades de los padres, pero las necesidades de los niños usualmente se satisfacen por una feliz coincidencia.
Los problemas de límites son enormemente complejos para el sobreviviente y por tanto son mencionados en muchas ocasiones en este texto . Los adultos criados en familias narcisistas a menudo no saben que pueden decir que no – que ellos tienen el derecho a limitar lo que harán por otros, y que ellos no tienen que estar física y emocionalmente accesibles para cualquiera en cualquier momento. En sus familias de origen, tal vez no tengan el derecho a decir que no, o a discriminar entre una petición razonable o descabellada. Los niños dentro de familias narcisistas no aprenden a establecer límites, porque no es del interés parental enseñarlos: ¡los niños tal vez usen esas habilidades con ellos!
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