"Este estudio nos proporciona una pieza más del rompecabezas", aseguró el Dr. Gene-Jack Wang, autor del estudio, que especuló que las mujeres podrían tener más dificultades para resistirse a los alimentos porque algunas veces deben comer por dos.
"Quizá la evolución las lleve a asumir este comportamiento debido a su importante misión de tener hijos", señaló Wang, científico principal del Laboratorio Nacional de Brookhaven y profesor de psiquiatría de la Facultad de medicina Mount Sinai en Nueva York.
De acuerdo con Wang, el nuevo estudio pretendía comprender por qué algunas personas no dejan de comer cuando están llenas. Su cuerpo le dice que ha comido suficiente mediante una señal que envía al cerebro desde el intestino, explicó,"pero si usted va a un buffet, algunas veces simplemente no puede parar de comer".
Éste no fue un gran problema a lo largo de la historia porque la gente tenía poca probabilidades de comer más de lo que necesitaba, dijo Wang. Pero la sociedad moderna ha cambiado eso, dijo, sobre todo en los últimos 30 a 40 años a medida que la obesidad se ha hecho cada vez más común en los Estados Unidos.
Para el estudio, que aparece en la edición de esta semana de Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores preguntaron a trece mujeres y diez hombres sobre su comida favorita. Los participantes dijeron que les gustaban una variedad de platos y postres, entre los que estaban lasaña, pizza, pastel de chocolate con nueces (brownies), helado y pollo frito.
Luego, tras permanecer en ayunas durante 20 horas, los investigadores les brindaron sus alimentos favoritos, incluso calentaron los platos, si era lo apropiado, para que parecieran más apetitosos. A los hombres y las mujeres se les permitió oler y saborear los alimentos, pero sin comerlos. Luego, en un experimento, se les pidió que trataran de inhibir su deseo de comer.
Mientras tanto, escáneres TEP examinaban su actividad cerebral.
Los investigadores hallaron que ciertas áreas del cerebro se volvían más activas tanto en hombres como mujeres mientras eran tentados con los alimentos. Las áreas del cerebro que se iluminaron eran las relacionadas con el control de las emociones como la motivación.
Además, tanto los hombres como las mujeres lograron sentirse menos hambrientos al inhibir su deseo de comer. Pero los escáneres cerebrales sugirieron que el cerebro de la mujer aún estaba activo como si tuvieran hambre.
En otras palabras, las mujeres pudieron pensar que tenían menos hambre, pero su cerebro no parecía estar del todo convencido.
¿Qué ocurría? Las hormonas pueden jugar un papel en las mujeres, dijo Wang, porque necesitan comer más cuando están embarazadas.
La investigación puede ayudar a los científicos a entender por qué algunas personas no se pueden resistir a los alimentos ricos en calorías, dijo Wang. "Algunas personas no pueden inhibir sus ansias de comer, y necesitamos ayudarlas".
Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango
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