En el hombre de edad muy avanzada
se deben diferenciar dos fases.
Durante la primera fase, para
retomar una idea, “se es mayor pero no viejo”, se es diferente de los jóvenes,
mas por la condición de jubilado que por el estado biológico o fisiológico, en
definitiva se trata de un jubilado sano.
La segunda fase corresponde a la
vejez, entendida como la ultima etapa de la vida humana normal, marcada por la
senectud, el peso de la edad y todas las consecuencias que conlleva.
La edad cronológica como criterio
de calificación.
Se identifica la tercera edad
como el grupo de 65 a 75 años y la cuarta edad como el grupo de mayores de 75
años.
Recurrir a la cronología para
lograr una definición es cómodo y simple la edad cronológica tiene en cuenta un
patrón de medida universal. La edad de los seres humanos se conoce y es
segura. Esta información es de dominio público y consta en todos los documentos
oficiales, por eso es un dato excelente para el análisis demográfico y
estadístico basado en el censo de población y otras fuentes documentales
oficiales.
Por consiguiente, consideramos la
edad cronológica como una variable excelente en cualquier investigación
epidemiológica y gerontológica social.
Usar la edad cronológica plantea
tres tipos de problemas:
- en el campo de la investigación científica,
el que se refiere al conocimiento, dar una explicación intrínseca de la edad
cronológica es por definición inútil. No es un principio explicativo.
- en el campo practico, la edad no puede
predecir de forma satisfactoria el estado de salud y de forma general, las
condiciones de vida de las personas, así como sus necesidades.
en el campo de la opinión publica,
especialmente en el de la difusión del conocimiento gerontológico, recurrir
a la edad cronológica conduce a etiquetar abusiva y erróneamente a las
personas de edad avanzada.
Estos problemas surgen porque
la edad cronológica se trata como una variable vacía, el desarrollo del
individuo se fija con un indicador externo, este indicador no nos da ninguna
explicación.
¿Qué criterio se debe tener
en cuenta para circunscribir empíricamente a los ancianos a una población
humana concreta?
El criterio dependerá del
objetivo que se persiga. Dado que difícilmente se encontrara un indicador
más cómodo que la edad cronológica, habrá que tener en cuenta la
accesibilidad de la información necesaria para elaborar esta herramienta.
La comodidad del concepto de
edad cronológica y su evidente poder simbólico y el hecho de que solo se
trate de un indicador probable de tendencias generan un efecto perverso
intrínseco a este indicador, que consiste en que la opinión publica etiqueta
a las personas mayores haciendo generalizaciones abusivas. Si se establece
la cuarta edad con el criterio de la edad cronológica y se la distingue de
una tercera edad que seria la de una “nueva vida” o una “segunda juventud”
se produce una representación colectiva a partir de la siguiente serie de
identificaciones:
Cuarta edad (+ de 80) =
enfermedad, dependencia.
Esta ecuación conlleva una
conclusión en apariencia irrefutable y de gran impacto catastrofista: cuarta
edad = población de gran crecimiento demográfico = aumento brutal de los
gastos de sanidad.
Hasta que punto las personas
de + de 80 pueden catalogarse como una población enferma y dependiente?
Resultados de un estudio
demostraron que en una población de 60 a 94 años vivía en su propio hogar.
La salud física se describió a partir de una lista de trastornos según las
partes del cuerpo que afectaban, en cada una de estas categorías se
preguntaba al individuo si sufría trastornos y este respondía con una de las
siguientes tres posibilidades: SI/NO, UN POCO/SI MUCHO.
La salud moral o psíquica se
midió con el índice de síntomas depresivos. Las expresiones que se
utilizaron fueron: esta cansado/le cuesta dormir/no tiene hambre/esta
triste/tiene crisis de llanto/se siente ansioso/esta irritable/no tiene
confianza en si mismo…
La salud funcional se refiere
al funcionamiento del individuo y se determina por su capacidad para
realizar las actividades de la vida diaria.
- Independientes: llevan a cabo sin
dificultad todas las actividades mencionadas
- Con dificultades (frágiles): les cuesta
llevar a cabo solos una o varias de estas actividades.
- Disminuidos: no pueden llevar a cabo
solos como mínimo una de estas actividades o varias.
Todas estas figuras
presentan los resultados según 3 grupos de edad: 60 a 64 / 65 a 79 y de 80 a 94.
La lectura comparativa por grupos
de edad muestra claramente que el predominio de personas afectas en cada uno de
estos tres aspectos aumenta de forma significativa de un grupo a otro. Esta
tendencia es todavía mas considerable en el estado funcional, en el grupo mas
joven, casi todas las personas son independientes, en el grupo de edad mas
avanzada (4ta edad) ya solo la mitad pertenecen a esta categoría. También es
muy acentuada la diferencia en el campo de los trastornos físicos. Esta
diferencia se reduce en cuanto al número de síntomas depresivos. En el grupo de
población de 60 a 64, 7 de cada 10 no están afectadas por ninguna de las tres
dimensiones (independiente – frágil – dependiente) peste ya no es el caso en el
grupo de personas de mayor edad (4 de cada 10 personas).
Las desigualdades objetivas de
salud no tiene relación con el balance subjetivo realizado por las personas de
cada uno de los grupos: se sabe que los síntomas depresivos, por su parte, se
asocian menos a la edad que los trastornos físicos y el estado funcional.
La mitad de las personas de esta
famosa cuarta edad no presenta ningún trastorno importante, mientras no padezca
síntomas depresivos. 4 de cada 10 personas gozan en apariencia de buena salud y
una proporción todavía mayor (5 de 10) cree realmente gozar de buena salud.
La edad cronológica es
seguramente un buen indicador de tendencias, de probabilidades, sin embargo, es
una herramienta muy pobre cuando se trata de determinar con precisión el
conjunto de personas que tienen en común uno u otro déficit de salud.
Para la elaboración y puesta en
marcha de una política de salud adaptada a la población de edad avanzada, la
edad cronológica es un criterio demasiado basto (segunda tesis).
Por otra parte, si se utiliza
este criterio, la necesidad de encontrar definiciones simples y generales que
caracteriza a los medios de comunicación y a la opinión publica conduce a
transformar las expresiones que describen una tendencia (cuanto mayor es la
población, mas…) en definiciones enunciativas (las personas de la cuarta edad
son…)
ETAPAS DE LA VEJEZ Y SALUD
FUNCIONAL
Existen tres métodos que se
diferencian de edad cronológica en el hecho de que no se refieren a un calculo
externo sino a propiedades intrínsecas del individuo: a edad biológica que se
refiere al desarrollo del individuo en un momento dado en relación con su vida
biológica potencial, la edad psicológica indexada mediante aptitudes especificas
y por ultimo la edad social, definida a partir de los papeles y comportamientos
establecidos socialmente. La principal dificultad es la elección de indicadores
operativos y cómodos.
Retomaremos la idea de la edad
social basándonos en la teoría del recorrido vital. El recorrido vital define el
principal modelo o los principales modelos socioculturales que organizan el
desarrollo de la vida humana en una sociedad determinada y en un periodo
histórico determinado. Este modelo incluye un conjunto de reglas que definen
las etapas y los periodos de transición que establecen las condiciones para
pasar de una etapa a otra. Este modelo se expresa en una representación
colectiva que relaciona los símbolos que la cultura asocia al desarrollo de la
vida humana y que transmite a los individuos.
El eje central del recorrido
vital, por los menos hasta la jubilación, se organiza alrededor de dos campos
interconectados: el de la educación – profesión y el familiar.
Con la aparición de la jubilación
surge una nueva etapa de la vida que cada vez es mas larga.
Esta fase de la vida se
caracteriza por el relajamiento de las imposiciones sociales que hasta ese
momento organizaban el recorrido vital.
El ser humano que llega a esta
fase se ve liberado, de la obligación de trabajar y de reproducirse. Este
trabajo de la segunda mitad de la vida se organiza alrededor de dos conceptos:
el de autonomía y el de salud.
Hasta la jubilación, la norma que
domina el recorrido vital es la capacidad de trabajar y de integrarse en el
mercado de trabajo.
Después de la jubilación, estando
en principio cubiertas las condiciones de supervivencia material y de
satisfacción de las necesidades, la norma que organiza la vida es, poner en
practica la independencia personal, en definitiva la autonomía.
La norma de autonomía se ha
definido como el NGM el nuevo gran mandamiento organizador de la vida de los
jubilados. A partir de este momento, la salud se convierte en un objetivo
central. Una enfermedad o una deficiencia afectan su autonomía de acción, a
partir de este momento, para imponer su opinión o tomar una decisión tendrá que
recurrir, de forma nueva para el, a un tercero lo que, a fin de cuentas
significa depender del criterio arbitrario de este tercero.
Criterio operativo.
Este criterio deriva de la
noción del estado funcional que se ha hecho operativo con varias baterías de
indicadores de actividades de la vida diaria (AVD), físicas o instrumentales que
se remontan a los trabajos de Katz. El estado funcional por si mismo por si
mismo no indica ni la edad biológica ni la psicológica ni la edad social de un
individuo, pero esta relacionado con cada uno de estos aspectos. En nuestras
sociedades, después de la jubilación, el estado funcional es el indicador
adecuado de la edad social de un individuo: de su estado funcional se deduce
tanto lo que su entorno y la sociedad esperan de el, como lo que el mismo tiene
derecho a esperar de su entorno y la sociedad.
Los resultados de la batería de
AVD se analizan en una escala nominal, lo cual permite distinguir entre las
personas independientes, las frágiles y las denominadas dependientes y al mismo
tiempo, establecer la clasificación de los jubilados en las etapas II a IV.
- ETAPA DE TRANSICIÓN: proximidad a la
jubilación, ultimo periodo de actividad profesional y perspectiva de
jubilación.
- JUBILACIÓN INDEPENDIENTE: edad de la
libertad: autodefinición de las prioridades de la vida y de la organización
de la vida diaria.
- FRAGILIDAD ETAPA DE TRANSICIÓN 2: dificultad
para lleva a cabo las actividades de la vida diaria, que se organiza en
función del peso de la edad: dificultades físicas, duelo de si mismo y
reelaboración de la identidad.
- VIDA DEPENDIENTE: periodo en que la persona no puede asumir por si misma
las actividades de la vida diaria y depende de ayuda por: limitaciones
físicas, facultades PSI alteradas, preservadas, etc.
Todos los individuos tienen
en común una característica que los une y los diferencia del resto de la
población: la jubilación, por el contrario, se diferencian entre si por la salud
funcional, que los ordena en función de su aptitud para asumir las tareas
básicas de la vida diaria y por lo tanto, su capacidad para disfrutar de su
autonomía, en consecuencia, no se trata de características probables sino de
conjuntos nominales, reales.
CONCLUSIONES:
- Aquí se ha puesto en duda que fuera
pertinente el uso de la edad cronológica como criterio de subdivisión de la
población que envejece. La edad cronológica solo aporta información sobre
las tendencias de los individuos estudiados y proporciona una base poco
aproximativa para la elaboración de políticas para la vejez y para la
determinación de las necesidades. El hecho de mostrar solo las tendencias
favorece generalizaciones abusivas. Estas conducen a sobrevalorar
ampliamente las consecuencias del envejecimiento de la población en el campo
de los costes sanitarios. Al basarnos en la teoría del recorrido vital y al
tratar de delimitar las etapas de la vida después de la jubilación, nos
hemos preguntado si la noción de estado funcional nos proporcionaba un
indicador: a) adecuado desde el punto de vista conceptual, b) eficaz
para la identificación y clasificación de los individuos, c) de un uso
relativamente simple, d) que no permita fácilmente generalizaciones abusivas
entre la opinión publica.
- El estado funcional calculado con la ayuda
de las AVD físicas parece un criterio coherente en relación con la teoría.
- UBA
- Psicología >
Psicología de la Tercera Edad y Vejez
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