· La hepatitis B, C y el alcoholismo, entre las principales causas de cirrosis.
La cirrosis y sus complicaciones como la encefalopatía hepática son la sexta causa de mortalidad general y la tercera en hombres de 23 a 64 años de edad en México, consecuencia de enfermedades como alcoholismo, hepatitis B y C, y otras infecciones virales en el hígado.
Se calcula que en nuestro país existen un millón 200 mil personas con hepatitis C, de 400 a 600 mil con hepatitis B y tres millones de adictos al alcohol, quienes están en riesgo de desarrollar cirrosis, y de éstos últimos, 70% puede sufrir un trastorno de las funciones cerebrales llamado encefalopatía hepática, que conduce a la muerte.
El doctor David Kershenobich, investiga`or de la Unidad de Medicina Experimental, ubicada en el Hospital General de México de la Secretaría de Salud, dio a conocer que la cirrosis se ubica entre las primeras causas de hospitalización en las instituciones médicas, con una tasa de mortalidad de 20.3 por cada 100 mil habitantes.
Agregó que 70 de cada 100 pacientes con cirrosis padece alguno de los cuatro grados de encefalopatía hepática, y 30% de ellos fallece por esta complicación, cuyas principales manifestaciones son alteración de las funciones intelectuales, de la personalidad y la conciencia, así como limipación de la acción neuromuscular.
La encefalopatía hepática es la complicación más frecuente de la cirrosis, en la cual el hígado pierde la capacidad de cumplir todas sus funciones, entre ellas la de limpiar o depurar la sangre de varias sustancias como el amoniaco, el cual se acumula y al llegar al cerebro interfiere y altera las funciones de manera progresiva.
En su primera fase puede ocasionar cambios de comportamiento, trastornos del sueño, de coordinación, dolor de cabeza, cansancio, etcétera; pero conforme avanza el daño causado por el amoniaco, el paciente puede caer en coma y fallecer por esta causa.
El doctor Kershenobich señaló que en la actualidad se cuenta con tratamientos altamente efectivos que detienen la progresión de la encefalopatía, al contener unas sustancias llamadas L-ornitina y L-aspartato, que apoyan en funcionamiento hepático ayudando al hígado a eliminar el amonio que se concentra en la sangre del enfermo y que le descontrola en funcionamiento neuronal.
Estos medicamentos, agregó, mejoran en gran medida la calidad de vida del paciente y le prolongan sus años productivos y cubren desde la fase leve hasta avanzada de esta complicación.
El investigador con especialidad en gastroenterología precisó que existen otras sustancias que también llegan en cantidades anormales y dañan al cerebro, consecuencia de una cirrosis, como el ácido gamaminobutírico, mercaptanos, ácidos grasos de cadena corta y falsos neurotransmisores; sin embargo, son los menos frecuentes.
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