ESTOY SOLA…
Las mujeres llegamos a la edad madura en diferentes situaciones, algunas casadas, otras divorciadas, otras tantas profesionales, otras apenas autosuficientes. El modelo social actual nos exige ser mujeres exitosas, hiperactivas, y hasta obligadas a desplegar una eterna juventud.
Cada vez es más frecuente las mujeres que son sostén económico de sus hogares, pensando no sólo en su propia subsistencia sino también en procurarle bienestar a sus hijos. Instrumentarán entonces, estrategias de abordaje para esta nueva realidad, y ellas variarán de acuerdo a la situación de cada una, a su historia personal, a los modelos parentales y a mecanismos de adaptación social.
Si estuvimos casadas, el matrimonio como institución nos dio el carácter de pertenencia, ser señora de...
Y divorciarse es dejar de pertenecer a ese estado que da un sentimiento de “ser” reconociéndonos finalmente en un nuevo estado: “el de estar sola”.
A la mujer, le resulta más dificultoso lograr una estabilidad de pareja, ya que no resulta suficientemente atractiva por tener hijos chicos, con posibilidades menores de salidas, situación económica no resuelta, favoreciendo de este modo los vínculos ocasionales. Y como si fuera esto poco, las oportunidades de conectarse sólidamente con el hombre se ven disminuídas ya que el hombre tiende a elegir no sólo mujeres de su edad sino también, las muy jóvenes reforzando así su narcisismo.
Pero la mujer desconoce que en esta etapa por más crítica que sea, puede por primera vez aprender a disfrutar de su propio placer, contar con la posibilidad de desarrollar intereses postergados y decubrir nuevos. Es el tiempo del reencuentro con ella misma, con todo lo fantaseado no realizado. Ha llegado el momento de poder encontrar un proyecto propio, dejar de ser para los demás y ser y hacer para una misma, dar cabida al propio deseo.
El verdadero secreto para sentirnos bien es adoptar una actitud de amor hacia nosotras mismas y hacia la vida toda, entregarse a vivir plenamente en un marco de libertad interior y no quedarse en el cumplimiento de condicionamientos sociales.
Seamos protagonistas de una vez por todas, animémonos a interrogarnos acerca del deber ser, revisemos los mandatos, entablemos finalmente la lucha entre el “deber ser” y el “querer ser”, poner fin a las antiguas estructuras. Que la apuesta al cambio le gane a la resistencia al cambio.
El futuro será el proyecto que nos convoca, rompamos con los estereotipos y redefinamos un nuevo paradigma utilizando como base los logros anteriores para disfrutar de los años por venir, poniendo en marcha nuestros propios recursos.
Te invitamos a reflexionar y a pensar juntas todas estas cuestiones...
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