El síndrome de fatiga crónica es una afección muy difícil de
diagnosticar —y que no se acaba de entender por completo. A pesar de
tratarse de un problema físico, también tiene componentes psicológicos.
Esto significa que una persona con síndrome de fatiga crónica puede
presentar síntomas físicos, como dolor de cabeza o de articulaciones.
Pero la misma persona puede presentar también síntomas emocionales, como
pérdida de interés en sus actividades favoritas.
Para complicar todavía más las cosas, distintas personas con síndrome
de fatiga crónica pueden presentar síntomas diferentes. Y los síntomas
del síndrome de fatiga crónica a menudo se parecen mucho a los de otras
enfermedades, como la mononucleosis, la enfermedad de Lyme o la
depresión. Y, por si fuera poco, los síntomas de este síndrome pueden
variar a lo largo del tiempo incluso en un mismo individuo.
Todo esto hace que el tratamiento de esta enfermedad resulte un poco
más complicado ya que no hay ninguna medicación ni ningún tratamiento
aislado que permita resolver todos sus síntomas.
¿Cuál es la causa del síndrome de fatiga crónica?
Los científicos llevan más de 20 años estudiando el síndrome de
fatiga crónica, pero siguen sin saber con seguridad qué es lo que lo
provoca.
Actualmente, muchos médicos creen que la forma en que interactúan
ciertas afecciones con el cuerpo y la mente puede predisponer a algunas
personas a padecer este síndrome. Por ejemplo, si alguien contrae una
infección vírica y está bajo mucho estrés, la combinación de estos dos
factores puede predisponer a esa persona a desarrollar un síndrome de
fatiga crónica.
Hoy en día, los médicos creen que los siguientes factores pueden
interactuar, exponiendo a algunas personas a desarrollar un síndrome de
fatiga crónica:
- Infecciones. Los expertos se han preguntado si
determinadas infecciones, como la del sarampión o la del virus
Epstein-Barr (el que provoca la mononucleosis) incrementan el riesgo de
padecer síndrome de fatiga crónica. El papel que desempeña el virus
Epstein-Barr en el síndrome de fatiga crónica sigue siendo objeto de
debate, ya que los estudios no han permitido confirmar ninguna relación
causal.
- Problemas en el sistema inmunitario, como las alergias.
- Estrés emocional. Los científicos han constatado
que las personas con síndrome de fatiga crónica a veces producen menos
hormonas del estrés, como el cortisol, lo que puede afectar al sistema
inmunitario.
Los investigadotes también han descubierto que algunas personas con
síndrome de fatiga crónica tienen un tipo de hipotensión y están
estudiando la posible relación existente entre la hipotensión y el
síndrome de fatiga crónica.
¿Quién padece síndrome de fatiga crónica?
El síndrome de fatiga crónica afecta a personas de todas las edades y
grupos étnicos, pero a más mujeres que hombres. Este síndrome es muy
poco frecuente en los niños. Afecta a algunos adolescentes, pero tiende
más a afectar a personas de entre cuarenta y sesenta años. Las persona
jóvenes con síndrome de fatiga crónica suelen mejorar con el tiempo más
que los pacientes mayores.
A veces varias personas de la misma familia contraen el síndrome de
fatiga crónica. Esto puede obedecer a que la tendencia a desarrollar
este síndrome tal vez sea genética. Los médicos están bastante seguros
de que el síndrome de fatiga crónica no se puede contagiar.
¿Cómo puedes saber si tienes síndrome de fatiga crónica?
En la actualidad, no hay ninguna prueba aislada que permita saber si
una persona padece el síndrome de fatiga crónica. Puesto que esta
enfermedad puede ser difícil de diagnosticar, los CDC (Centers for
Disease Control and Prevention - Centros para el Control y la Prevención
de Enfermedades) han establecido dos criterios para guiar a los médicos
en el diagnóstico del síndrome de fatiga crónica:
- Fatiga inexplicable que dura seis meses o más. Las
personas con síndrome de fatiga crónica están agotadas, y su cansancio y
falta de energía puede durar meses, sin que haya una causa evidente del
mismo. Este tipo de fatiga hace que resulte sumamente difícil
levantarse de la cama por la mañana, vestirse e incluso comer. Y
repercute sobre los estudios, el trabajo y el ocio —incluso sobre
actividades como ir al cine o tocar un instrumento musical. El síndrome
de fatiga crónica no mejora reposando o durmiendo.
- Cuatro o más de los siguientes síntomas:
- problemas de concentración y memoria a corto plazo
- dolor de garganta
- ganglios linfáticos inflamados y dolorosos al tacto
- dolor muscular
- dolor articular en ausencia de inflamación o enrojecimiento
- dolor de cabeza más fuerte o distinto del habitual
- sueño reparador (es decir, no sentirse descansado ni siquiera después de dormir)
- cansancio o agotamiento que dura más de 24 horas después de hacer ejercicio físico
Para que a una persona le diagnostiquen un síndrome de fatiga
crónica, deberá tener tanto fatiga de larga duración como cuatro o más
síntomas de la lista anterior.
¿Qué hacen los médicos?
Antes de diagnosticar un síndrome de fatiga crónica, los médicos
elaboran una historia médica detallada de sus pacientes, les hacen un
examen físico completo y generalmente solicitan diversas pruebas de
laboratorio a fin de descartar las siguientes posibilidades:
- Cualquier afección médica que pueda cursar con fatiga extrema, como
el hipotiroidismo (niveles bajos de hormonas tiroideas), el lupus, la
apnea del sueño o la obesidad.
- El consumo de medicamentos o drogas que podrían estar provocando la fatiga.
- Trastornos actuales o previos como la depresión, los trastornos de
la conducta alimentaria o las enfermedades psiquiátricas. Un médico
puede pedir a un psicólogo o terapeuta que vea a un paciente suyo para
saber en qué medida estos trastornos pueden estar afectándole y si están
contribuyendo a un síndrome de fatiga crónica o enmascarándolo.
Después de descartar todas estas posibilidades, lo más probable es
que el médico sugiera que un terapeuta vea a su paciente antes de emitir
un diagnóstico de síndrome de fatiga crónica. ¿Por qué? Porque es
importante tener la mayor información posible sobre cómo afectan los
síntomas del síndrome de fatiga crónica a la salud mental de la persona,
incluyendo su memoria, su personalidad, su capacidad de concentración y
su actitud ante la vida.
¿Cómo se trata el síndrome de fatiga crónica?
No se conoce una cura específica para el síndrome de fatiga crónica.
Pero, aunque no hay ningún tratamiento rápido y definitivo, los expertos
afirman que los siguientes cambios en el estilo de vida pueden ayudar:
- Incluye un programa de ejercicios, regular y cuidadosamente diseñado, en tu rutina diaria.
El ejercicio físico puede tener efectos curativos, ya que aumenta los
niveles de energía y favorece la sensación de bienestar. No obstante,
las personas con síndrome de fatiga crónica deben tomárselo con calma a
la hora de practicar cualquier actividad física que requiera esfuerzo.
El nivel de tolerancia de cada uno es distinto. En 1999, la estrella del
fútbol Michelle Akers, que padece síndrome de fatiga crónica, jugó la
mayor parte del partido de la Copa Mundial de Fútbol antes de tener que
retirarse por agotamiento en los últimos quince minutos. Pero, para una
cantidad reducida de personas, el síndrome de fatiga crónica es tan
debilitante que el único ejercicio físico que pueden hacer es unos
cuantos estiramientos de brazos o levantar objetos poco pesados. Explora
con tu médico qué es lo mejor para ti —para que no te pases de la raya y
te desanimes. Varios estudios han confirmado que el "el ejercicio
progresivo” (que significa empezar con actividades que requieren poco
esfuerzo e ir aumentando gradualmente el nivel de intensidad) ayuda
mucho en el síndrome de fatiga crónica. La mayoría de la gente con
síndrome de fatiga crónica no está en forma, de modo que volver a hacer
ejercicio de forma gradual les ayuda.
- Utiliza técnicas de control del estrés y de reducción del estrés.
Te las puede enseñar un médico, psicólogo o terapeuta — estas técnicas
son unas estrategias estupendas para controlar determinados aspectos de
la enfermedad.
- Aliméntate de forma saludable. Aunque no hay
pruebas científicas de que una alimentación inadecuada desempeñe algún
papel en el síndrome de fatiga crónica, alimentarse bien puede ayudar a
minimizar los síntomas de este síndrome y el malestar general. Los
médicos coinciden en que las personas con síndrome de fatiga crónica
deben evitar las comidas copiosas, el alcohol, la cafeína y grandes
cantidades de comida basura. Algunos dietistas o nutricionistas
titulados elaboran menús y programas dietéticos para ayudar a reducir
los síntomas de fatiga.
- Considera la medicina "alternativa". La acupuntura,
el reiki, el masaje, los estiramientos, el yoga y el tai chi parecen
ayudar a mucha gente afectada por el síndrome de fatiga crónica —pero es
una buena idea que informes a tu médico sobre cualquier otro
tratamiento a que te sometas.
Aparte de los cambios en el estilo de vida, ir regularmente a un
psicólogo o terapeuta titulado puede ayudar mucho en el tratamiento del
síndrome de fatiga crónica. (Igual que participar en un grupo de apoyo
para gente con síndrome de fatiga crónica.) Los principales objetivos de
la terapia son ayudar a la gente a afrontar la enfermedad y sustituir
los pensamientos negativos o poco realistas por otros positivos y
realistas. Tener una actitud positiva y creer en la propia mejoría es de
gran ayuda para los pacientes con síndrome de fatiga crónica.
Algunas personas consideran que los fármacos antidepresivos, tomados
bajo control médico, pueden ayudar a aliviar los síntomas del síndrome
de fatiga crónica. Y los analgésicos (medicamentos para el dolor) de
venta con y sin receta médica, así como los fármacos antiinflamatorios
(como el ibuprofeno) también pueden ser de ayuda en algunos casos.
Puesto que los científicos todavía no han detectado ninguna relación
entre las infecciones víricas o de otro tipo y el síndrome de fatiga
crónica, este síndrome no se trata con antibióticos o medicamentos
antivirales. (Los médicos probaron estos medicamentos en pacientes con
síndrome de fatiga crónica en el pasado con resultados
insatisfactorios).
En la mayoría de los casos, los síntomas del síndrome de fatiga
crónica son más intensos al principio, y es posible que remitan, vuelvan
a aparecer y así sucesivamente. Según los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades, casi la mitad de todos los pacientes con
síndrome de fatiga crónica se recupera parcial o completamente en un
plazo de cinco años tras la primera aparición de los síntomas —de nuevo,
el pronóstico es mejor en los pacientes más jóvenes.
Vivir con el síndrome de fatiga crónica
La terapia y los grupos de apoyo pueden ayudar a los adolescentes con
síndrome de fatiga crónica y a sus padres a afrontar los problemas
académicos o sociales derivados de la enfermedad, como tener que faltar a
clase frecuentemente, ir mal en los estudios o aislarse de las
amistades y evitar las situaciones sociales.
He aquí algunas cosas que te pueden ayudar:
- Reconoce y expresa tus sentimientos. Las emociones
fuertes forman parte de este síndrome. Sentimientos como la tristeza, el
enfado y la frustración son completamente normales —y reconocer lo que
sientes y decirte que no es culpa tuya son buenas estrategias de
afrontamiento. El hecho de reconocer la emociones que experimentas (en
vez de intentar reprimirlas o simular que no te pasa nada) puede
ayudarte a averiguar que hay detrás de ellas y a afrontar mejor los
problemas que puedas tener.
- Escribe. Cuando el síndrome de fatiga crónica
afecta a la memoria y a la capacidad de concentración, puede ayudar
anotar las cosas. Por ejemplo, hazte listas y notas para recordar lo que
tienes que hacer. También te puede ayudar llevar un diario donde
escribas sobre tus sentimientos y tus niveles de energía. Ese diario
puede ser una valiosa fuente de información para tu médico. También
puede ayudarte a identificar tendencias; por ejemplo, si tienes más
energía a determinada hora del día, esa información te ayudará a
organizarte mejor a la hora de programar sesiones de ejercicio físico u
otras actividades.
- Concédete más tiempo para hacer las cosas, sobre todo aquellas actividades que requieran concentración o esfuerzo físico. Pide ayuda a tu familia, tus profesores y tus amigos.
- Infórmate sobre el síndrome de fatiga crónica consultando fuentes fiables.
Hay tanta confusión y tanta información errónea sobre esta enfermedad
que es muy importante que sepas de qué fuentes te puedes fiar.
Y sobre todo, no tires la toalla. Es indudable de que tener síndrome
de fatiga crónica puede ser duro, y es fácil desmoralizarse. Pero los
adolescentes con síndrome de fatiga crónica, por lo general, mejoran más
deprisa y se recuperan más completamente que los adultos.
Muchos expertos hacen hincapié en que, cuando se tiene síndrome de
fatiga crónica, es más importante tener una actitud positiva sobre la
mejoría que intentar entender por qué se ha desarrollado la enfermedad.
Lamentablemente, mucha gente pasa demasiado tiempo intentando
identificar una sola causa en vez de iniciar un tratamiento —cuando
algunos tratamientos, como las técnicas de control del estrés y el
ejercicio progresivo previamente mencionado, han demostrado ser eficaces
en muchos casos. En otras palabras, incluso sin saber cuál es la causa
del síndrome de fatiga crónica, los pacientes que quieren mejorar y
adoptan una actitud activa y positiva ante la enfermedad tienen mucho
mejor pronóstico.
El síndrome de fatiga crónica tal vez sea una de las enfermedades
peor entendidas y sobre las que circula más información errónea, pero
cada vez hay más conciencia de ella y los científicos están trabajando
para averiguar más cosas sobre ella.
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