Te invito a que leas mi "Antología PERSONAL" formada por una recopilación de experiencias propias combinadas con pensamientos filosóficos de autores conocidos y textos informativos entre otras cosas. Esto es un gran comienzo, veámos hasta donde puedo llegar... Rocío Romero Kuhliger.

2 de junio de 2012

Teorías y Modelos explicativos sobre el maltrato a la mujer.

La literatura sobre la violencia familiar investiga sus causas y consecuencias desde diferentes planteamientos teóricos y modelos.  Multitud de teorías científicas y filosóficas intentan explicar por qué recurrimos a la violencia en vez de utilizar otras vías para resolver conflictos.





El análisis de la violencia realizado por cada disciplina o vertiente, ha perseguido sus objetivos particulares, planteándose diferentes cuestiones:
¿Qué es la violencia?, ¿cuál es el origen de la violencia?, ¿por qué existe la violencia doméstica?, ¿cuáles son los mecanismos psicológicos que intervienen en las situaciones de violencia doméstica?, ¿estos mecanismos psicológicos son adecuados  para conseguir la ruptura con la situación violenta, o por el contrario actúan salvaguardando la salud mental de la víctima, prolongando o perpetuando en muchas ocasiones la situación de maltrato?, ¿ es la legislación únicamente punitiva, o también preventiva?
En la revisión efectuada de la literatura para consultar los modelos teóricos que han estudiado la violencia doméstica se encuentran diferentes teorías, las cuales pueden ser reagrupadas según materias para clarificar el análisis. Entre las diferentes  vertientes se encuentran el análisis psicosocial, el análisis sociológico o sociocultural, la filosofía,  las ciencias penales, y la salud pública. Cada una de ellas aporta, bajo un prisma distinto, su avance, de acuerdo a sus propósitos particulares. En resumen se puede decir que son diversas maneras de abordar el problema de la violencia. Esto conlleva un resultado muchas veces incompleto, debido a que prevalece la fragmentación. Es decir, cada disciplina proporciona su visión particular en la cual no están integrados el resto de los avances logrados en el conocimiento sobre esta materia. En cada una de estas ciencias o enfoques diferentes encontramos propuestas de modelos diferentes, bajo los que se amparan multitud de teorías.
Las ciencias psicosociales sugieren que la violencia debe entenderse como la interacción entre factores que tienen que ver con el desarrollo psicosocial de los individuos, sus diferencias neurológicas y hormonales y los procesos sociales que se dan a su alrededor (Reiss et. al., 1993).
Encontramos diferentes estrategias de aproximación a la problemática, que pueden reagruparse a modo general en dos grupos: La que se centra en el análisis de factores individuales y la que estudia las condiciones socio-culturales que se encuentran detrás de la violencia.
Bajo este esquema, se presentarán las diferentes respuestas, justificaciones y teorías, planteadas desde distintas áreas o materias ante el análisis de las causas, mantenimiento y consecuencias del maltrato a la mujer.

1. Análisis de factores individuales explicativos sobre el maltrato a la mujer. 

Las explicaciones que se incluirán en este apartado se centran en un único agente causal, para explicar los motivos por los que las mujeres son maltratadas por sus parejas. Estas explicaciones prevalecieron a principio de la década de los setenta (aunque todavía hoy son utilizadas).

Plantea que la mujer maltratada tiene tendencia al masoquismo. Con este concepto, tomado de la teoría psicoanalítica de Freud, se realizaron multitud de investigaciones que intentaban explicar por qué las mujeres que eran maltratadas por sus parejas permanecían en la relación violenta, o en el caso de romper la relación, retornaban poco después o buscaban otra relación semejante (Faulk, 1974; Shainess, 1977; Snell, Rosenwald y Robey, 1964). Según estos estudios, las mujeres maltratadas, buscaban y provocaban el maltrato físico o psicológico a lo largo de toda su vida, de manera consciente o inconsciente.
Este concepto ha sido frecuentemente criticado y rebatido en investigaciones (Caplan, 1984; Moss, 1991, Burgard y Rommelspacher, 1992). Según Walker (1979), el mito de la mujer masoquista es el preferido de todos aquellos que se esfuerzan por comprender a las mujeres maltratadas. Como ha sido el estereotipo prevaleciente durante largo tiempo, muchas mujeres maltratadas comienzan a preguntarse a sí mismas si realmente son masoquistas. Nosotros entendemos que este tipo de aproximaciones constituyen  una especulación sesgada y sin referentes empíricos que la avalen.

 1.b) Características personales.

En este apartado habría que incluir aquellas investigaciones que mantienen la existencia de ciertas características personales de vulnerabilidad en las víctimas, que impiden la posibilidad  de romper con la relación violenta.
Algunas de estas características personales que, según estos estudios, implican vulnerabilidad son:
-          Dependencia emocional de su pareja (Pizzey, 1974; Rousanville, 1978)
-          Baja autoestima. (Carlson, 1977; Martín, 1976; Ridington, 1977-1978; Star, 1978).
-          Actitudes tradicionales (Langley y Levy, 1977).
-          Grandes barreras económicas (Strube y Barbor; 1983).
-          No poseer las mismas alternativas y oportunidades que los hombres (Pagelow, 1981; Walker, 1979; Aguirre, 1985, Pfouts, 1978, Strube y Barbor, 1984).
A nuestro parecer  algunas de estas características  constituirían factores facilitadores de posturas de evitación que podrían disminuir la probabilidad de ruptura  con  el violento. Cada una de ellas de forma independiente, no daría una explicación satisfactoria, pero todas ellas formarían parte de un conjunto de factores que favorecerían la existencia de violencia.

1.c) Trastorno mental.

            Abarcaría los planteamientos de diferentes expertos que consideran a las mujeres maltratadas como trastornadas mentales por aguantar la situación de violencia (Gayford, 1975). Sin embargo, otros autores (Scheehter, 1987; Rosewater, 1988; Hermann, 1992), mantienen que es el desconocimiento de la problemática lo que dificulta poder distinguir las reacciones psicológicas de las víctimas de violencia, de los síntomas que presentanj algunas enfermedades mentales.
            En esta misma Línea  Walker (1979), mantiene que este mito está relacionado con el mito del masoquismo en el sentido de que sitúa la maldición de los malos tratos en las mujeres con características de personalidad negativas. La autora afirma (Walker, 1994), que los datos que son utilizados para respaldar la existencia del trastorno, en muchas ocasiones no son otra cosa que estrategias de afrontamiento para protecer la integridad de la psique de las mujeres maltratadas (citada en Villavicencio, 1999).

  

1.d)  Psicopatología de los agresores, problemas de adicción y estrés.

 Las explicaciones psiquiátricas consideran que los hombres que maltratan a sus parejas tienen problemas de personalidad y por lo tanto no son enteramente responsables de su conducta. El modelo psiquiátrico se centra fundamentalmente en las características de personalidad del agresor, por lo que las variables o factores que señala se refieren a aspectos psicopatológicos. En este modelo se expresa el siguiente enunciado: “el hombre que maltrata a su mujer está severamente perturbado, explicándose la brutalidad desplegada como una conducta patológica” (Grosman, 1992).
La crítica  que se ha planteado hacia este modelo es la  que sólo toma variables intrínsecas al hombre sin considerar otros aspectos (sociales, culturales, etc.) dando como motivo para el ejercicio de la violencia una razón individual.
Este modelo explicativo también considera el consumo abusivo de alcohol y/o drogas como factor decisivo a tener en cuenta ante la conducta del maltratador  (Byles, 1978; Fagan et al., 1983; Rosenbaum y O´Leary, 1981; Hanks y Rosenbaum, 1977). Sabemos por experiencia , que algunos casos de malos tratos están vinculados al consumo de drogas y alcohol , pero que sin embargo otros muchos no lo están y por tanto, a nuestro juicio, esta no podría ser un explicación generalizable.
Por último, el estrés, la frustración dentro de la unidad familiar y el estrés social, al que los miembros de la unidad familiar están expuestos, son también considerados como causa del maltrato ( McCubbin et al., 1980; Gelles, 1980; Farrington, 1986).
Hay que señalar que tanto la psiquiatría tradicional, que mira al sujeto a través de un cuadro psicopatológico, el psicoanálisis, que interpreta la conducta violenta como “descarga” de los impulsos agresivos y la terapia sistémica, que iguala víctima y victimario como participantes del mismo sistema, han sido fuertemente criticados porque favorecen la justificación de la violencia y le restan responsabilidad a quien la ejerce.
  

2. Modelo sociocultural.

 2.a) Explicaciones y teorías explicativas sobre las causas de los malos tratos.

 

2.a.1. Teorías sociológicas.

Estas teorías consideran que la violencia entre la pareja está provocada por factores sociales. El principal factor aplicativo de este fenómeno, sería la estructura social patriarcal autoritaria.
Según este enfoque, la aceptación general de la violencia como un método de resolución de conflicto dentro de la familia y de la comunidad, unido a la desigualdad estructural dentro de la familia y de la comunidad, serían las causas fundamentales de la violencia doméstica.
Este modelo mantiene que la violencia es la consecuencia de la estructura de la sociedad global. Las creencias y los valores culturales determinan en gran medida la aparición de los malos tratos.
En estas teorías podríamos incluir Teorías del Control Social, cuyo interés radica en explicar los motivos que dominan el comportamiento respetuoso de la Ley. Esta teoría desarrollan diversas posiciones doctrinales (Teoría del arraigo social, Teoría de la conformidad diferencial, Teoría de la contención, Teoría del control interior,  Teoría de la anticipación diferencial, etc.), las cuales no vamos a desarrollar por referirse a explicaciones del comportamiento delictivo del individuo.
Dentro de las teorías sociológicas encontramos diberentes orientaciones:

             2.a.1.1. Teoría de los Recursos (puede ser incluida en la orientación sistémica).
         Considera a la agresión como forma de poder, justificando que  cuando este poder es cuestionado, entonces la violencia se ejerce como una forma de detentarlo y sostenerlo. La base fundamental de un postulado de esta teoría requiere la idea de poder que tiene su expresión en la desigualdad existente entre la relación hombre-mujer
             2.a.1.2. Posición feminista radical.
        Mantiene que la violencia hacia la mujer es característica de la posición social planteada por el patriarcado, en la cual la hegemonía cultural y política de los hombres se apoya sobre el control social de las mujeres. En este esquema no hay una distinción entre estructura de poder y empleo de la violencia, ésta se empleará siempre que sea necesario mantener el control de la situación, en el caso de que el poder se haya visto cuestionado.
        El feminismo radical ha sido expuesto por Catherine MacKinnon (1983, 1995), quien sostiene que la estructura fundamental de la sociedad es el género, siendo esta la forma en que se divide la sociedad entre los que tienen el poder y los que no lo tienen, siendo los hombres los que lo tienen y lo ejercen a través de lo que es considerado como femenino y su libre acceso a la sexualidad femenina. Las mujeres por el contrario, no tienen el poder, encontrándose sometidas y sin poder identificarse libremente (MacKinnon, 1995).
              2.a.1.3. Teoría del Estrés.
        Relaciona los malos tratos con el estrés y la frustración. El estrés existente en el individuo, viene motivado por diferentes factores sociales y familiares, que hacen que el individuo reaccione de foria violenta dentro de la unidad familiar.
       Algunos autores explican los malos tratos como resultado del estrés y la frustración producidas en la unidad familiar (McCubbin et al., 1980). Otros autores mantienen que la violencia familiar está directamente relacionada con el estrés social y que existe una relación entre los diferentes tipos de violencia familiar y situaciones estresantes específicas (Gelles, 1980). En esta línea, Farrington (1986) desarrolló un modelo general de estrés para explicar la etiología de la violencia, el cual está compuesto por un estímulo estresor, una demanda objetiva, una demanda subjetiva, la capacidad de respuesta del individuo o sistema social para responder al estímulo, las respuestas de afrontamiento del individuo o sistema, los cambios en el nivel de estrés del individuo o sistema a causa de la experiencia estresante y por último, las posibles consecuencias de la experiencia estresante.

 2.a.2. Teorías psicosociales:

              2.a.2.1. Basadas en las escuelas de  Orientación Sistémica.
                  Bajo el planteamiento sistémico, el sistema queda conformado por una persona que maltrata y la otra sostiene ese tipo de relación. Bajo esta premisa cabe pensar que la intervención tiene que realizarse sobre el sistema o sobre uno de los miembros que sostiene y da continuidad al mismo. Considera pues que “la agresión es el resultado de cierto estilo de interacción conyugal”, dejando traslucir que la que la víctima es quien invitaría al ejercicio de la violencia con el objeto de sostener el sistema que la contiene.
                 La teoría sistémica considera a la familia como un sistema adaptativo orientado hacia una meta  y se centra en los procesos que causan y mantienen la violencia familiar (Giles- Sims, 1983)
                 Dentro de esta teoría existen diversas tendencias que centran su atención en diferentes características del sistema:
 -    Violencia como resultado del aumento del estrés en el sistema, donde la explosión de la violencia hace que el sistema vuelva a su estado homeostático hasta que de nuevo el estrés aumente otra vez (Hoffman, 1981; Rousanville, 1978).
 -    Equilibrio de poder en la familia. El marido, se siente amenazado por una mujer mucho más preparada que él, por lo que ha de recurrir a la violencia para mantener su status dominante  (Gelles, 1972; Goode, 1971; Steinmetz, 1977).

          Explicación de la Violencia conyugal desde una perspectiva sistémica.
                          2.a.2.1.1.  Teoría general de sistemas.
         Término acuñado por Ludwig von Bertalanffy (1901-1972), quien consideró que “la Teoría General de Sistemas debía constituirse en un mecanismo de integración entre las ciencias naturales y sociales y ser al mismo tiempo un instrumento básico para la formación y preparación de científicos”.
         Entre los objetivos de esta teoría eran fundamentalmente promover la unidad de la ciencia a través de principios conceptuales y metodológicos unificadores, facilitando las transferencias entre los diferentes campos o materias.
         Esta teoría “identifica los sistemas como conjuntos de elementos que guardan estrechas relaciones entre sí, que mantienen al sistema directo o indirectamente unido de modo más o menos estable y cuyo comportamiento global persigue, normalmente, algún tipo de objetivo. Esas definiciones que nos concentran fuertemente en procesos sistémicos internos deben, necesariamente, ser complementadas con una concepción de sistemas abiertos, en don`e queda establecida como condición para la continuidad sistémica el establecimiento de un flujo de relaciones con el ambiente” (Bertalanffy, 1959). Es decir, el planteamiento de esta teoría radica en entender al entorno y al individuo como sistemas que forman parte de un todo, donde el objetivo principal es alcanzar la estabilidad del sistema a través de los procesos homeostásicos, los cuales interaccionan con el ambiente.

                           2.a.2.1.2.  Teoría de las relaciones.
      Este modelo considera la violencia un problema familiar, no sólo de pareja.
      Diferencia dos tipos de relaciones, en las que se dan distintas formas de violencia.
                Relación simétrica: golpes y agresiones recíprocas:
                La conducta y las aspiraciones de los individuos o grupos se basan en el esfuerzo para lograr la igualdad y la reducción al mínimo de las diferencias entre sus partes
                Relación complementaria:
               En ella se produce violencia “castigo”. La conducta y las aspiraciones de los individuos o grupos difieren, pero se ajustan mutuamente en un equilibrio dinámico.
  
                        2.a.2.1.3. Teoría de la relación simetría-complementariedad.
      Aquí habría que considerar los conceptos sistémicos de morfogénesis y morfostasis, siendo ambos explicativos del planteamiento realizado, por lo que definiremos ambos términos:
      El primer concepto  explica  la formación y desarrollo de las estructuras de un sistema familiar y de las reglas que rigen en ella y el segundo, es decir, la morfostasis, se entiende como la capacidad de un sistema para mantener su estructura y sus reglas de funcionamiento en un ambiente cambiante, es decir, a pesar de que cambien las circunstancias en el grupo, se mantienen las mismas reglas).
      Este modelo presenta dos premisas que explicarían la violencia: Aprendizaje y refuerzo temprano de la conducta violenta y establecimiento de reglas rígidas en el sistema marital. 
      Como las posibilidades de la pareja de mantenerse en una estructura complementaria rígida son escasas, es altamente probable que desacuerdos menores lleven a acciones violentas.

                    2.a.2.1.4. Teoría de los Recursos
        William Goode (1971) plantea que la familia, es un sistema de poder como otro cualquiera y cuando una persona no encuentra otro recurso, existe mucha probabilidad de que utilice la violencia para mantener su poder. Se consideran recursos a un conjunto de variables tales como económicos, inteligencia, saber, prestigio, respeto, autoridad, violencia, etc. La violencia puede ser un recurso como defensa contra la frustración.
Esta teoría fue la primera aproximación teórica aplicada a la violencia familiar (Strube, 1988).

                     2.a.2.1.5.  Teoría del intercambio.
      Planteada por Gelles (1983), basándose  en la teoría del aprendizaje sobre el intercambio y en la teoría del control social.
      Bajo la premisa de la psicología del aprendizaje de que todos los seres humanos buscan el refuerzo y evitan el castigo, Gelles propone un modelo de interacción personal basada en un intercambio de refuerzos. La Teoría del intercambio postula que los individuos actúan de acuerdo con los beneficios reales o percibidos que reporta continuar con una relación. En este intercambio, la persona con menos poder es la más dependiente, sin embargo, la más poderosa es posible que también busque maximizar los beneficios y minimizar las aportaciones a la relación.
2.a.2.2. Teorías que toman como base las teorías del aprendizaje social.

                2.a.2.2.1. Teoría del aprendizaje social.
Las Teorías del Aprendizaje Social plantean que la comisión de los delitos es una conducta aprendida a partir de la interacción social en el contexto de grupos pequeños, realizado mediante un proceso socializador en el que se transmiten los elementos culturales propios de sectores criminales.
Esta teoría mantiene que el ser humano aprende las conductas de su medio y luego en la vida adulta las repite como resultado de aprendizaje, imitación y/o identificación.
Esta teoría considera la existencia de una estrecha relación entre la violencia sufrida por los protagonistas durante su infancia y la agresión desplegada o sufrida en la vida conyugal, lo que según ciertos autores, proporciona un marco teórico importante para poder comprender la correlación entre una historia de violencia familiar y el convertirse en víctima o agresor en el futuro (Bandura 1973, 1975; Bandura, Ross y Ross, 1961).
  
                  2.a.2.2.2. La teoría de la violencia transgeneracional.
Esta teoría plantea que la violencia familiar es una conducta aprendida y pasada de generación en generación. Así, el niño que fue una vez abusado o maltratado por parientes, continúa el ciclo de violencia cuando ellos son viejos (Belmonte, 1995). Estos modelos consideran la experiencia temprana de violencia en el hogar como un factor fundamental o complementario, para explicar la génesis de este fenómeno.
Con respecto a esta teoría, hay que decir que no se sostiene empíricamente. Puede ser un elemento condicionante, un factor de riesgo, pero nunca un factor determinante para ser violento contra otras personas, ni para convertirse en un futuro en víctima de dicha violencia.

                 2.a.2.2.3. Modelos ecológicos.
Su estructura teórica engloba e integra todas las variables planteadas por cada uno de los modelos mencionados anteriormente.
Este modelo, planteado por Urie Brofenbrenner (1977, 1979), explica el desarrollo humano en general. Los estudiosos de la Violencia Familiar lo utilizan para explicar la multicausalidad de la misma. El modelo se plantea como un conjunto de sistemas donde el ser humano se desarrolla a lo largo de su vida, cada uno de los cuales se incluyen uno dentro de otro. La visión del problema desde esta perspectiva, permite tener una visión y conocimiento global de la totalidad del contexto del individuo.
Para este modelo, cada persona se halla en una realidad que consiste en un número de sistemas de diferentes niveles.
Donald Dutton (1988), desarrolló su teoría ecológica para entender la violencia familiar basándose en el modelo de Brofenbrenner (1977), el cual plantaba que el contexto social se podía dividir en microsistema, exosistema y  macrosistema.
La aportación de Dutton (1988), fueron los factores del nivel ontogenético, donde se podrían incluir aquellos factores relativos al desarrollo individual de cada persona y de su historia de aprendizaje.
  
En síntesis, el modelo ecológico de Brofenbrenner (1977) plantea los siguientes niveles:
El microsistema: Formado por todas los factores que conforman las relaciones personales de los individuos (la familia, los amigos y obviamente, el individuo mismo). En cuanto al análisis de la violencia se investiga la historia de violencia en su familia de origen, el aprendizaje de resolución violenta de conflictos, autoritarismo en las relaciones familiares, baja autoestima, aislamiento, etc. Si analizamos la violencia familiar desde este modelo, en este apartado encontramos estructuras familiares autoritarias, con fuerte disociación entre el mundo público y el mundo privado, con cierto grado de aislamiento social, con contextos violentos en las familias de origen, falta de acuerdos básicos en la conformación de la pareja conyugal, entre otros.
El exosistema: Este sistema contiene al anterior y abarca todo lo relativo a las instituciones sociales donde un individuo realiza sus actividades de desarrollo (la escuela, la iglesia, la justicia, el sistema de salud, etc). En cuanto al análisis de la violencia, se investiga la legitimación institucional de la violencia, modelos violentos (medios de comunicación), carencia de legislación adecuada, escasez de apoyo institucional para las víctimas, déficit en la formación de profesionales para atender la violencia, etc.
El macrosistema: Engloba al exosistema que a su vez contiene al microsistema. El macrosistema se podría considerar como el sistema de la cultura, y analizaría las creencias y valores culturales acerca de la mujer, el hombre, la familia, los hijos; la concepción del poder y la obediencia; las actitudes hacia el uso de la fuerza para la resolución de conflictos; los conceptos de roles familiares, derechos, responsabilidades; la idea del patriarcado, etc. 
Sin duda, el macrosistema ha sido el centro de atención de las investigaciones sociológicas, investigando la forma en que creencias y valores culturales influye en el desarrollo de los individuos (factor ontogenético), en el ambiente (exosistema) y en las relaciones familiares de los individuos (microsistema).
Este modelo, como ya dijimos anteriormente, es el que nos permite entender que la violencia hacia la mujer, o la violencia familiar en general, no es un fenómeno que pueda entenderse y/o explicarse por una unicausalidad sino por una multicausalidad.
Según Dutton (1988), la violencia hacia la mujer se explica por el sistema patriarcal que genera en los hombres la  actitud de superioridad ante los derechos de la  mujer. El autor plantea que los factores ontogenéticos (historia de aprendizaje individual de cada individuo) son los que determinan el tipo de respuesta que la persona manifestará contra los estresores del microsistema y del exosistema.
Existe en los últimos tiempos una clara tendencia en los investigadores, de utilizar un “marco de referencia ecológico” para comprender la interacción de los factores personales, situacionales y socioculturales que se combinan para causar abuso (Dutton, 1995; Heise, 1998) ya que en este modelo, la violencia contra la mujer resulta de la interacción de factores en diferentes niveles del medio social.
              2.a.2.2.4. Teoría feminista
Los teóricos e investigadores feministas sostienen que la “violencia contra la mujer” es una consecuencia de la adquisición de la identidad de “género”, en la cual los varones son socializados para dominar y agredir a los hombres más débiles y a las mujeres (Callirgos, 1996; Corsi et al.,1995; Dobash y Dobash, 1979; Pagelow, 1984; Yllö, 1988).
Según el planteamiento realizado por estos investigadores, la sociedad patriarcal alberga a la “familia patriarcal”, donde el padre es el proveedor económico y el símbolo de autoridad en el hogar. Es decir, la Teoría Feminista postula que los procesos económicos, sociales e históricos se desarrollan directa e indirectamente para mantener el orden patriarcal, tanto en el ámbito familiar como social, concibiendo el patriarcado como una estructura social basada en una desigualdad de poder, la cual subordina a la mujer.
Según el planteamiento realizado por esta teoría, la violencia ejercida contra la mujer se convierte en el mecanismo utilizado para mantener esta situación de inequidad y subordinación.
Diferentes autores (Campbell et al., 1992; Counts, Brown y Campbell, 1992; Kauffman, 1989, Stark y Flitcraft, 1996) consideran la violencia familiar, una acción necesaria para mantener el dominio basado en el “género” en aquellos momentos y lugares en los cuales el hombre ve amenazado su poder y autoridad.
Críticas a este modelo las encontramos con autores como Dutton (1994) que realiza un análisis de diferentes estudios bajo la perspectiva de su teoría ecológica.

2.b) Teorías psicológicas que explican los mecanismos psicológicos que actúan en la situación de maltrato. Explicaciones para el comportamiento paradójico.

En este apartado se van a incluir todas las teorías planteadas hasta el momento que intentan explicar los motivos por los que una mujer maltratada no rompe con su pareja para evitar así continuar recibiendo malos tratos.
En muchas ocasiones, cuando se pregunta directamente a la víctima de malos tratos qué motivos son los que le impiden romper con el agresor, plantea diferentes inconvenientes relacionados con la economía, los hijos, la familia, el miedo a futuras represalias, etc, los cuales se convierten en trabas para tomar la decisión. En otras ocasiones, la mujer manifiesta de forma directa que todavía existe una dependencia emocional de su pareja, aunque incluso a ella le cueste creer que todavía pueda existir algo de afecto. Otras veces,  la mujer no es consciente de que existe dependencia emocional, pero las/los profesionales sí que la detectamos.
 Existen ciertas teorías que estudian los mecanismos psicológicos que actúan en las relaciones de pareja donde existe maltrato.  Algunos teóricos mantienen que existen   mecanismos de afrontamiento cuya finalidad última es salvaguardar la salud mental de la mujer, por lo que ante una situación de violencia, actuarán para conseguir este objetivo (Seligman,1991,1994).
La duda se plantea, cuando conociendo los diferentes mecanismos de afrontamiento del ser humano, hay que diferenciar el momento en que la persona prioriza sobre salvaguardar su integridad física, o su integridad psicológica. Se podría plantear que la respuesta es clara, ya que el ser humano posee el instinto de conservación que le lleva a defenderse de los ataques que le pueden ocasionar daños graves, llegando incluso a la muerte ¿Por qué entonces algunas mujeres maltratadas controlan o anulan este instinto?
Sin entrar en discusión se van mencionar las principales teorías que sirvieron para investigar este tema en un principio y que todavía hoy se siguen utilizando.
 <+span>2.b.1. Teoría del Ciclo de la Violencia: 
Leonore Walker (1979), realizó un estudio que resulta interesante para la comprensión e intervención de la violencia conyugal. Utilizando el modelo de la teoría del aprendizaje social, Walker investigó por qué las mujeres golpeadas no pueden visualizar alternativas para salir de la situación de maltrato.
Walker mantiene que estas mujeres fueron maltratadas en etapas iniciales de su relación y pese que al principio realizaron intentos por cambiar la situación, siempre obtuvieron como resultado el fracaso. Según Walker, tal situación puede ser analizada desde la perspectiva de la Teoría de Seligman, sobre la “indefensión” o la “desesperanza aprendida”, donde en el proceso de indefensión, la mujer renuncia a tratar de efectuar modificaciones, aprende a vivir asustada y a creer que es imposible producir un cambio en la situación conyugal.

Teoría de la indefensión aprendida
Esta teoría fue desarrollada por Seligman (1975), a partir de  experimentos hechos con animales en laboratorio. 
Los animales (en un principio perros, y posteriormente ratas, gatos y peces) recibían  descargas eléctricas moderadamente dolorosas. La duración, terminación e intensidad eran determinadas por el experimentador. Las pruebas experimentales mostraron que cuando un organismo ha experimentado una situación traumática que no ha podido controlar, su motivación para responder a posteriores situaciones traumáticas disminuye. Con estos hallazgos, Seligman formuló su teoría según la cual “cuando una persona o un animal se enfrenta a un acontecimiento que es independiente de sus respuestas, aprende que ese acontecimiento es independiente de sus respuestas” (Seligman, 1975).
La indefensión aprendida (Learned Helplessness), conocida también como la desesperanza aprendida, es producida por el aprendizaje de que las respuestas y el reforzamiento son independientes, es decir, que los eventos son independientes de su conducta. Este autor junto con Maier, realizó sus experimentos con perros como sujetos de estudio y posteriormente con ratas (Maier, 1967; 1974). Otros autores, como Seward y Humprey (1967), lo hicieron con gatos y Seligman e Hiroto con humanos.
Las conclusiones a las que estos investigadores llegaron fueron similares y básicamente proponen que la exposición a acontecimientos incontrolables produce indefensión debido al desarrollo de una expectativa según la cual estos acontecimientos son independientes de la conducta. Una vez que los animales y las personas adquieren la creencia de que no pueden influir sobre los acontecimientos aversivos sobreviene la indefensión.
Esta teoría tuvo problemas al intentar aplicarla sobre seres humanos por dos motivos principales:

1º- No diferenciaba entre “Indefensión universal” e “Indefensión personal”, es decir, no diferenciaba casos donde las consecuencias eran incontrolables para todos los sujetos, de los casos en que únicamente lo era para algunos.
2º- No explicaba si la indefensión sería global o específica, crónica o temporal.

Posteriormente otros autores reformulan la teoría para poder aplicarla a seres humanos (Abramson, Seligman y Teasdale, 1978). Para ello se basan en una revisión de la Teoría de la atribución, explicando que al percibir la no contingencia, se produce un proceso de atribución causal para explicar la incontrolabilidad de los hechos
Con este enfoque y su experiencia de trabajo con mujeres maltratadas, Walker (1984), investigó las claves psicológicas y los factores sociales que componían el Síndrome de la Mujer Maltratada, al que denominó así para referirse a aquellos síntomas psicológicos relativos a vivir en una relación donde haya maltrato. Esta autora desarrolló su teoría del Ciclo de la violencia conyugal (1979), teoría que aporta elementos de gran valor para la comprensión de la interacción violenta entre un hombre maltratador y una mujer maltratada.
                              Estudios actuales critican  que el Síndrome de la Mujer Matratada puede implicar ubicar a la mujer víctima de malos tratos en una posición de pasividad, e indica que el énfasis se ha de situar en soluciones individuales para la violencia doméstica en vez de explicaciones inadecuadas que marquen las desigualdades estructurales de la sociedad americana (Rothenberg, 2003).


Fases del ciclo de violencia:
El ciclo de la violencia se puede describir en tres fases que varían tanto en duración como en intensidad para una misma pareja y entre distintas parejas:
1) Fase de acumulación de tensión.
2) Fase de explosión de violencia, o fase aguda.
3) Fase de arrepentimiento o “luna de miel”.

A continuación se describen las características de cada una de estas fases:

1)       Estadío de acumulación de tensión:
Acumulación de diferentes incidentes, que van aumentando la hostilidad en la pareja.
La mujer intenta evitar la discusión, minimiza los incidentes conflictivos entre la pareja, atribuye a factores externos los motivos por los que su pareja está violenta (estrés laboral, social, etc.) y esto le conduce a la idea de que ella no puede hacer nada para cambiar la situación.
Con el tiempo, la tensión entre la pareja aumenta y también la frecuencia de los incidentes violentos físicos y psíquicos. En la mujer de forma progresiva va aumentando la rabia  y poco a poco, disminuye el control sobre sí misma y la situación. Muchas parejas permanecen en esta primera etapa durante largos períodos de tiempo, pero pese al deseo individual o compartido de evitar la fase aguda, cualquier circunstancia o evento externo puede romper el delicado equilibrio.

2) Estallido de la violencia. 
Momento en que finaliza la acumulación de tensiones y el proceso ya no responde a ningún control. El hombre acepta que su rabia no tiene límite y la mujer también. Durante esta fase se produce la agresión psíquica y/o física sin límites.
La información que se tiene de esta segunda fase es la proporcionada por las mujeres, ya que generalmente, aunque esto está cambiando por los programas que se llevan a cabo actualmente con los agresores, no se cuenta con los testimonios de los hombres maltratadores.
Finalizada esta fase, se produce una situación de calma, de shock, negación e incredulidad de que el episodio haya realmente sucedido.

3) Fase de arrepentimiento o luna de miel.
Esta fase se caracteriza por el arrepentimiento y demostración de afecto del agresor, el cual manifestando actitud de arrepentimiento, intenta volver a recuperar la confianza y el amor de su compañera.
El fin de la segunda fase y la entrada en la tercera es algo muy deseado por ambos miembros de la pareja. El hombre se disculpa por el comportamiento agresivo manifestado, expresando su arrepentimiento y su deseo de cambiar de actitud, así como la promesa de no volver a repetirlo en el futuro. La esperanza y el deseo de la mujer de que realmente sea cierto lo que promete su pareja, hace que perdone lo ocurrido y prosiga con la relación.
Sin embargo, a lo largo del tiempo que dure la relación de pareja, estos episodios se repiten preservando cada vez un período más corto entre ellos y generalmente van aumentando a lo largo del tiempo en intensidad.

En cuanto a la aparición de la violencia, Walker (1984), señala que los primeros indicios de violencia se pueden presentar ya durante el noviazgo, la luna de miel o coincidiendo con el nacimiento del primer hijo. No hay que olvidar, que en la mayoría de ocasiones, la violencia física va precedida por la psicológica, con menosprecios, insultos, y humillaciones. Progresivamente, las agresiones psicológicas van aumentando hasta llegar a la agresión física.

2.2.3.2.b.2.Teoría de los costes y beneficios
Basándose en el modelo de Thibaut y Kelley (1961), Pfouts (1978) plantea la teoría de los costes y beneficios, sugiriendo que la decisión de dejar la relación violenta depende del hecho de que el beneficio total de esa decisión sea mayor que el costo de permanecer en la situación. Según el planteamiento realizado por esta teoría, la mujer maltratada toma una decisión en dos fases. En la primera analiza todos aquellos beneficios que le reporten estar con su pareja tales como estabilidad económica, familia unida, calidad de vida, etc., planteándose en la segunda fase si logran compensar los costes generales de sufrir una situación de violencia con presencia de daño emocional, humillaciones y demás tratos. Según el planteamiento realizado por esta teoría, las respuestas de afrontamiento de la mujer maltratada vendría determinado por el análisis de los costes y beneficios realizado por la mujer con respecto a permanecer o abandonar la relación violenta.

2.2.3.2.b.3. Teoría de la dependencia psicológica.
Esta teoría señala que la mujer permanece en la relación violenta por el compromiso establecido a través del matrimonio.
Strube (1988), analiza la situación basado en tres modelos teóricos que buscan dar respuesta a este fenómeno: la teoría de costos y beneficios, la teoría de la acción razonada y la teoría de la dependencia psicológica.
Según el autor, la mujer únicamente saldrá de la relación violenta después de comparar las consecuencias positivas con las negativas y de analizar las posibilidades de éxito percibidas a través del apoyo que reciba de sus seres queridos.

2.2.3.2.b.4. Teorías sobre el origen de los vínculos paradójicos en las relaciones afectivas donde existe violencia.

2.2.3.2.b.4.1. Teoría de la unión traumática.

Dutton y Painter (1981), apelaron a las claves afectivas o emocionales que aparecen en el contexto del entorno traumático para explicar la ocurrencia de estos vínculos paradójicos entre víctima y agresor. Según estos autores, desequilibrio de poder e intermitencia en el tratamiento bueno-malo, son los dos factores que provocan que la mujer maltratada desarrolle un lazo traumático con el agresor a través de conductas de sumisión, lealtad y docilidad. Según Dutton y Painter, el abuso crea una dinámica de dependencia en la pareja debida al efecto asimétrico sobre el equilibrio de poder, produciéndose un vínculo traumático por la alternancia de refuerzos y castigos.

2.2.3.2.b.4.2. Tratamiento factorial de Graham.
La teoría de Graham, fue diseñada para detectar la aparición de síntomas del síndrome de Estocolmo en mujeres jóvenes sometidas a abuso por parte de sus compañeros sentimentales y está basada en la idea de que el síndrome es el producto de un tipo de estado disociativo que lleva a la víctima a negar la parte violenta del comportamiento del agresor mientras desarrolla un vínculo con el lado que percibe más positivo, ignorando así sus propias necesidades y volviéndose hipervigilante ante las de su agresor (Graham y Rawlings, 1991, 1995).


2.2.3.2.b.4.3. Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica.
Este síndrome está basado en la estructura teórica del Síndrome de Estocolmo (llamado así debido a que tras un atraco a un Banco de Estocolmo, una cajera se enamoró de uno de los atracadores). Sandor Ferenczi (1873-1933) llamó a este mecanismo de defensa psíquico “identificación con el agresor”, aunque la creación de este concepto gejeralmente ha sido atribuída a Anna Freud, hija de Freud. Este mecanismo psicológico es entendido como vínculo que se crea cuando una persona que se encuentra en una situación donde su vida corre peligro, impotente frente a su agresor, llega a identificarse con este como medio para alejarse del peligro al entender la situación desde la postura del agresor.
 Recientemente, Montero (1999) define el Síndrome de Estocolmo Doméstico, redefiniéndolo poco después al llamado Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica (Montero, 2001). Este síndrome, ha sido desarrollado como modelo aplicable al ámbito de la violencia ejercida contra la mujer.
            Basándose en el Síndrome de Estocolmo, entendido como el conjunto de mecanismos psicológicos que determinan la formación de un vínculo afectivo de dependencia entre las víctimas de un secuestro y sus captores y sobretodo, a la asunción por parte de los rehenes de las ideas, creencias, motivos o razones que esgrimen sus secuestradores para llevar a cabo la acción de privación de libertad (Strentz, 1980), Montero explica la actuación de muchas mujeres maltratadas, que ante los malos tratos a las que son sometidas, no reaccionan con intentos de ruptura y evitación, sino que desarrollan unos vínculos afectivos fuertes hacia sus agresores, justificándolos y protegiéndolos (Montero, 1999).
Según el autor, el Síndrome de Estocolmo Doméstico (SIES-d) se define como:
 “un vínculo interpersonal de protección, construido entre la víctima y su agresor, en el marco de un ambiente traumático y de restricción estimular, a través de la inducción en la víctima de un modelo mental” (Montero, 2000ª).

Es decir, una red intersituacional de esquemas mentales y creencias, en el que la víctima sometida a maltrato desarrollaría el SIES-d para proteger su propia integridad psicológica y recuperar la homeostasis fisiológica y conductual. Según el autor, la caracterización del SIES-d vendría determinada por un patrón de cambios cognitivos, su funcionalidad adaptativa y su curso terminal como resultado de un proceso reactivo acaecido en la víctima ante la situación traumática. El proceso abarcaría cuatro fases:
Fase desencadenante, fase de reorientación, fase de afrontamiento y fase de adaptación.
El SIES-d, como un tipo de trastorno de adaptación, sería el responsable del efecto paradójico encontrado en muchas mujeres que sufren maltrato en sus hogares, según el cual las víctimas defenderían a sus agresores como si la conducta agresiva que exhiben hacia ellas fuera el producto de una sociedad injusta y estos mismos esposos fueran víctimas de un entorno que los empujara irremediablemente a ser violentos (Montero, 2000ª).
Posteriormente, Montero (2001) modifica la terminología para referirse a esta reacción emocional de las mujeres maltratadas, denominándolo Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica (SAPVD). El síndrome APVD, aparece como nuevo concepto proveniente de la aplicación al ámbito de la violencia contra la mujer en el entorno doméstico del modelo teórico desarrollado por Montero (1999, 2000ª, 2000b) para el Síndrome de Estocolmo clásico y queda definido como “un conjunto de procesos psicológicos que, a través de las dimensiones de respuesta cognitiva, conductual y fisiológico-emocional, culmina en el desarrollo paradójico de un vínculo interpersonal de protección entre la mujer víctima y el hombre agresor, en el marco de un ambiente traumático y de restricción estimular, a través de la inducción de un modelo mental, de génesis psicofisiológica, naturaleza cognitiva y anclaje contextuah, que estará dirigido a la recuperación de la homeostasis fisiológica y el equilibrio conductual, así como a la protección de la integridad psicológica, en la víctima”.

2.2.3.2. c) Modelos explicativos del estrés en la situación de maltrato.
Estos modelos son los más representativos de los utilizados habitualmente en las investigaciones con mujeres maltratadas y están recogidos en la publicación de  Villavicencio (1999) donde son explicados de forma detallada. Para nuestra investigación será suficiente una explicación breve de cada uno de ellos, a fin de posteriormente cotejar nuestros resultados.

2.2.3.2. c.1. Modelo de Mitchell y Hodson (1986).
Este modelo mantiene la existencia de una relación entre los factores personales, los factores ambientales o contextuales y las medidas de ajuste de las mujeres maltratadas.
Según este modelo, el estrés puede afectar de diferentes formas a la mujer que sufre malos tratos. Estos autores analizan la forma en que se relacionan los estresores, los recursos personales, el apoyo social, la respuesta institucional y las estrategias de afrontamiento con el ajuste psicológico de las mujeres maltratadas (Mitchell y Hodson, 1983, 1986)




2.2.3.2.c.2. Modelo de Lee Ann Hoff. (1990).
Este modelo postula que existe una relación interrelacional entre el estrés y la violencia, en donde se dan ciertos factores:

1)      La violencia puede ser una consecuencia o respuesta posible al estrés, por lo tanto, no está determinada o causada por él.
2)      La violencia puede causar estrés  y crisis en las víctimas.
3) El nivel de estrés está afectado de forma directa por la definición o interpretación que hace la mujer de la situación, así como del apoyo social que le brinda su red social.

MALTRATO FÍSICO, SEXUAL Y PSICOLÓGICO
CONTEXTO SOCIAL, POLÍTICO, CULTURAL Y ECONÓMICO
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VARIABLES MEDIADORAS DE LAS REACCIONES ANTE EL MALTRATO

Respuesta institucional; Recursos internos; Recursos tangibles y apoyo social; Factores aprendidos y médicos; Estresores adicionales actuales; Aspectos positivos de la relación.
Estrategias de escape, evitación y de supervivencia ante los malos tratos.
Consecuencias psicológicas de los malos tratos
 Lo destacable de este modelo, para la realización de esta investigación, es que la autora considera relevante la atención a las estrategias utilizadas por la mujer maltratada para escapar o sobrevivir a los malos tratos, ya que en multitud de ocasiones, las investigaciones se centran en encontrar los motivos que impiden a la mujer abandonar o romper la relación con el violento, sin atender a las respuestas que dan las mujeres para protegerse física y/o psicológicamente. Según Dutton (1992) se deben de examinar la efectividad de las estrategias  utilizadas, al igual que el tipo de consecuencias obtenidas con su utilización.
2.2.3.2.c.4. Modelo de Nurius, Furrey y Berliner (1992).
Según estas autoras (1992), la capacidad de afrontamiento es un factor que media en la forma en que las personas responden a una amenaza personal. Para que este proceso de afrontamiento se ponga en funcionamiento, es necesario que se perciba la amenaza, así como la propia capacidad de respuesta. Si se poseen las estratecias, pero la persona carece de recursos de afrontamiento, las estrategias serán insuficientes ante la crisis.

2.2.3.2.c.5. Modelo de Villavicencio Carrillo (1996).
Este modelo está fundamentado básicamente en los modelos de Mitchell y Hodson (1983, 1986), Mary Ann Dutton (1992) y Lee Ann Hoff (1990). El objetivo principal de este modelo era analizar como las variables relacionadas en el proceso de malos tratos (variables mediadoras de tipo personal y contextual, estrategias de afrontamiento, etc.) se relacionaban de forma directa o indirecta con la salud mental y física de las víctimas. (Villavicencio, 1999).

2.3. Nivel Jurídico.
Desde el punto de vista legal, la violencia reviste interés en tanto sea un hecho criminal, es decir, en cuanto se viole una ley. Desde esa perspectiva no todo hecho violento es criminal y no todo hecho criminal es violento.
Además, para la ley es fundamental la determinación de la intencionalidad, entendida esta en un preciso sentido de premeditación, de manera que el establecimiento de si hubo o no intención en la comisión de un acto violento es un elemento fundamental para la atribución de culpabilidad y aquellos actos en que concurren premeditación, alevosía y ventaja se consideran y sancionan de diferente manera que aquellos en los que no se dan estas condiciones.
Así, la violencia en la perspectiva legal se concibe como un proceso producto de la voluntad individual, lo que permite a los legisladoras atribuir la responsabilidad en la ejecución del acto violento. Como consecuencia lógica de lo anterior, el interés de aquellos se ha centrado sobre todo en el agresor y no en la víctima (Morillas, 2002).
Uno de los problemas que genera la perspectiva legal es que si bien es cierto que constituye un marco para mantener el orden social, es limitada en la medida en que aísla el hecho violento del contexto social en el que éste se genera. Así, las acciones legales relacionadas con la violencia son fundamentalmente punitivas (aunque se consideran preventivas en el sentido de que son formas de disuadir a posibles criminales o que, al recluir a algunos de ellos, se disminuye el número de delitos que los mismos habrían cometido en caso de estar en libertad) y no tanto correctivas o preventivas. Ejemplos los encontramos en el informe de la Fiscalía General del Estado sobre el tratamiento jurisdiccional de los malos tratos familiares (Informe de la Fiscalía General del Estado sobre el tratamiento jurisdiccional de los malos tratos familiares en el año 1999. Madrid, 2000)

2.4. Salud Pública.
Desde la perspectiva de la salud pública, el análisis de la violencia debe partir de la base de que se trata de un fenómeno predecible y, por lo tanto, prevenible. Desde la perspectiva de la salud pública, la violencia se percibe como probleia porque los actos violentos ocasionan daño físico, discapacidad, secuelas, un gran número de años de vida potencial perdidos y disminución de la calidad de vida. Por este motivo los esfuerzos deben ir dirigidos a desarrollar planes integrales de atención a estas víctimas (Warshaw et al., 2003).
La investigación en este campo se ha centrado en el estudio de la frecuencia y gravedad de las lesiones producidas por hechos violentos, la delimitación de grupos de riesgo y el impacto que tienen dichas lesiones con respecto a los servicios de salud.
Metodológicamente las lesiones se han dividido en intencionales y en accidentales o no intencionales. Al respecto, las investigaciones han estado limitadas por problemas derivados de la Clasificación Internacional de Enfermedades y Causas de Muerte, ya que comúnmente se describen las lesiones como accidentes y violencias en conjunto.
Por otra parte, el análisis respecto a morbilidad se ha basado en las lesiones que son objeto de demanda en los servicios de salud, `esconociéndose la magnitud real del problema que incluye, además, todas aquellas que no llegan a los servicios o que se ocultan como otras causas.
El papel de los servicios de salud se ha centrado, sobre todo, en la atención del daño físico, mientras que los aspectos relacionados con la salud mental (en la víctima y en el agresor) y la prevención de la violencia han quedado relegados (Taylor, 1997).
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Contenidos de la página extraídos de Tesis Doctoral: “FACTORES QUE FAVORECEN EL MALTRATO A LA MUJER” (Sepulveda, J., 2004).

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LA GRANDEZA DE LA MUJER

Cualquier cosa que le des a una mujer, ella hará algo fabuloso.

Dale un esperma y ella te dará un bebé

Dale una casa y ella te dará un hogar...

Dale alimentos y ella te dará una exquisita comida...

Dale una sonrisa y ella te dará su corazón…

Ella multiplica y engrandece todo lo que le des...

Así que si le das problemas... ¡¡prepárate!!

Noche mágica


Noche Mágica - Imágenes para redes sociales

Viviendo con un alcohólico

El apoyo médico y psicológico es fundamental para poder ayudar a solucionar el difícil problema del alcoholismo en el ámbito familiar
Fundación México Unido
Lic.Salvador Beltrán.

El trato cotidiano con adictos y familiares, nos hace espablecer definiciones que, si bien no siempre resultan ciertas, en la mayoría de los casos no se equivocan. Así, como solemos decir que todo alcohólico es ingenioso y seductor, también reconocemos en la mayoría de las esposas o parejas de alcohólicos, una gran fortaleza, solidaridad, paciencia y lealtad que, en la mayoría de los casos, es traicionada por el adicto.


El último en enterarse de su adicción, es el propio adicto y cuando se entera, ya ha causado una larga cadena de daños en su entorno y quienes conviven con él, han agotado los recursos a su alcance para lograr la mejoría del enfermo.

He aquí algunos comentarios que te ayudarán, si crees que eres alcohólico/a o tu pareja es víctima del alcoholismo.

1.- El Alcoholismo es una enfermedad real sobre la que no!20se tiene control, que afecta a todos los que mantienen una relación estrecha con el enfermo. Las causas del alcoholismo no se encuentran en la debilidad de carácter, la inmoralidad, ni el deseo de herir a otros sino en problemas que pueden ir desde educativos, psicológicos, ambientales o familiares.

Investigaciones recientes, acerca de esta enfermedad, documentan infinidad de casos en los que se ha logrado la recuperación total del adicto y la de sus familiares (coadictos) a través de los programas de autoayuda basados en los doce pasos de AA y en los programas alternos para familiares (Al Anon, Al Ateen, Hijos Adultos de Alcohólicos Codependientes Anónimos) o bien, para la atención de padecimientos alternos como la neurosis y las dependencias emocionales.

Una vez que el alcohólico ha aceptado la idea de que el alcoholismo es una enfermedad, de la cual los bebedores compulsivos y los que se preocupan por ellos pueden hallar alivio, no hay razón para sentirse avergonzado/a del alcoholismo, ni razón para temerle, lo importante es buscar la solución.

2.- Es por tanto muy importante informarse de la realidad y borrar del pensamiento todo lo que se crea saber acerca del alcoholismo para que se pueda empezar un programa de aprendizaje. Si hay un servicio de información sobre alcoholismo cerca del domicilio (consulta la guía telefónica), visítenlo. Encontrarán información basada en investigaciones y experiencias. Lean todo lo que puedan sobre el tema. Pidan una lista de libros, búsquenlos y léanlos de preferencia en familia.

Asistiendo a las reuniones abiertas de AA obtendrán información directa de alcohólicos en recuperación. No teman asistir a las reuniones, ni se sientan extraños(a). Conversen con los miembros después de las reuniones. Hablen de sus dificultades con las personas que conozcas allí.

3.-Busquen ayuda ahora. No esperen a que el alcohólico busque ayuda antes de tomar una decisión en tu propio beneficio.

4.- Algunas cosas que no se deben hacer cuando el alcohólico está bebiendo, para evitar violencia y otros problemas, son:

- No lo trates como a un niño.
- No lo vigiles para saber cuánto bebe.
- No busques el licor escondido.
- No tires el licor; él siempre encontrará más.
- No lo sermonees sobre la bebida.
- Nunca discutas con él mientras está alcoholizado.
- No prediques, reproches, amenaces, castigues, regañes, ni riñas al alcohólico.

El alcohólico sufre de un sentimiento de culpabilidad, mayor de lo que podemos imaginar. Recordarle los fracasos, el abandono de la familia y amistades y las faltas, es un esfuerzo inútil que sólo empeorará la situación. Es inútil decir “si me quisieras”, prometer, coaccionar o amenazar. El alcoholismo es obsesivo por naturaleza y no se puede controlar con la fuerza de voluntad, ni con el amor a una pareja o familia.

A veces una crisis, que le permita al alcohólico/a “tocar fondo”; puede convencer al alcohólico de su necesidad de ayuda (pérdida del trabajo, accidentes, arrestos). Evita el cuidado excesivos en esos momentos. La crisis puede ser detonador de recuperación. No hagas nada por impedir que la crisis suceda. No pagues sus cheques sin fondos, ni cuentas vencidas, ni vayas con disculpas al jefe*

El sufrimiento que estás tratando de suavizar con tales acciones puede ser lo que el alcohólico necesite para darse cuenta de la gravedad de su situación. Como suele decirse, no hay mal que por bien no venga.

¿EXISTE DIOS?

Grabando en piedra

Cuenta una historia que dos amigos iban caminando por el desierto.
En algún punto del viaje comenzaron a discutir, y un amigo le dio una bofetada al otro.
Lastimado, pero sin decir nada,
escribió en la arena:

MI MEJOR AMIGO ME DIO HOY
UNA BOFETADA.

Siguieron caminando hasta que encontraron un oasis, donde decidieron bañarse.

El amigo que había sido abofeteado comenzó a
ahogarse, pero su amigo lo salvó.

Después de recuperarse, escribió en una piedra:

MI MEJOR AMIGO HOY SALVO MI VIDA.

El amigo que había abofeteado y salvado a su mejor amigo preguntó:

-Cuando te lastimé escribiste en la arena y ahora lo haces en una piedra.

-¿Porqué?

-El otro amigo le respondió:

-Cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en la arena donde los vientos del perdón puedan borrarlo.

-Pero cuando alguien hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en piedra donde ningún viento pueda borrarlo.
APRENDE A ESCRIBIR TUS HERIDAS EN LA ARENA Y GRABAR EN PIEDRA TUS VENTURAS.
¡¡¡QUE DIOS TE BENDIGA!!!

Los Derechos de los Niños

¿Cómo saber reconocer si estás siendo maltratada?


Suele ser difícil reconocer la situación, pensamos que lo que ocurre es normal, que son imaginaciones nuestras… así que aquí tienes unas buenas pistas para descubrir si estás siendo maltratada.
  • Eres una mujer mahtratada… cuando tu novio, marido o compañero te golpea, te insulta, te amenaza, te hace sentir humillada, estúpida e inútil.
  • Eres una mujer maltratada…si te prohibe ver a tu familia, vecinos, amigos...
  • Eres una mujer maltratada… si no te deja trabajar o estudiar.
  • Eres una mujer maltratada… si te quita el dinero que ganas o no te da lo que precisas para las necesidades básicas de la familia.
  • Eres una mujer maltratada… si te controla, te acosa y decide por ti.
  • Eres una mujer maltratada… si te descalifica o se mofa de tus actuaciones.
  • Eres una!20mujer maltratada…; si te castiga con la incomunicación verbal o permanece sordo ante tus manifestaciones.
  • Eres una mujer maltratada… si te desautoriza constantemente en presencia de los hijos, invitándoles a no tenerte en cuenta.
Toda mujer es bella
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