TRASTORNOS DE LA IDENTIDAD SEXUAL
¿Qué es la Identidad Sexual?
A nivel cognitivo la identidad sexual o de género ha sido definida como el reconocimiento del propio niño en la identificación con un sexo determinado, el ser consciente de que uno pertenece al sexo masculino o femenino. A nivel afectivo, este sentido de pertenencia es valorado emocionalmente, por lo que el niño experimenta un sentimiento de comodidad o seguridad al ser niño o niña. La identidad de género de un niño o niña viene condicionada por la estimulación hormonal durante el periodo prenatal y postnatal de maduración del niño, así como a una serie de factores psicosociales, íntimamente unidos la adopción de determinados comportamientos de masculinidad o feminidad que vienen definidos culturalmente. A este conjunto de conductas es a lo que denominamos roles sexuales. El concepto de rol sexual hace referencia a la identificación y reproducción por parte del niño de ciertas conductas consideradas socialmente como prototípicas de hombres o de mujeres.
La identidad sexual se inicia en etapas tempranas de la infancia y depende, por una parte, de factores genéticos y hormonales, y por otra del sexo atribuido al niño al nacer y al rol sexual en el que se lo educa.
¿Qué se observa en niños y adolescentes con TIS?
En determinados casos se produce una disociación entre el sexo anatómico del niño/a y su identidad sexual. Esta disociación produce un profundo malestar que se manifiesta en el deseo de pertenecer al otro sexo. Entonces hablamos de un Trastorno de la Identidad Sexual (TIS).
El rasgo más común del TIS es una identificación y una preferencia hacia el rol sexual característico del otro sexo. Esto puede inferirse a partir de múltiples manifestaciones conductuales de identificación sexual, como intereses en juguetes, deseo de vestirse con ropa del otro sexo, preferencias hacia roles y actividades imaginarias, preferencias a la hora de relacionarse con sus compañeros, determinados rasgos de personalidad, etc. La identificación con el otro género también se expresa a través de afirmaciones verbales como que a uno le gustaría pertenecer –o incluso que pertenece– al otro sexo. Además, los niños con TIS frecuentemente tienen pocas cosas positivas que decir sobre su propio sexo, rechazando igualmente sus características anatómicas. Parece que experimentan un sentimiento de disforia sexual o de incomodidad o dificultad por pertenecer al género al cual pertenecen, alterándose profundamente el sentimiento normal de masculinidad o feminidad. En la adolescencia, cuando el cuadro clínico se parece más a lo que se observa en adultos con TIS, el sentido de disforia de género se hace más difícil de ignorar o disimular.
¿Cuál es la prevalencia del TIS?
No hay estudios que hayan constatado formalmente la prevalencia del TIS en niños. Se ha sugerido, sin embargo, que estimaciones conservadoras de prevalencia se pueden inferir de los datos respecto a la prevalencia del transexualismo en adultos, ya que el comienzo del TIS suele tener lugar en la infancia y adolescencia. Tales datos se basan en el número de personas que acuden a clínicas de tratamiento hormonal y quirúrgico. Atendiendo a este criterio, el número de adultos transexuales es pequeño. Algunas estimaciones sugieren una prevalencia de uno de cada 11.000 hombres y una de cada 30.000 mujeres, aproximadamente (Bakker, 1993).
Estimaciones más liberales de prevalencia pueden extraerse a partir de estudios con niños en los que se evalúan comportamientos específicos de género cruzado. Por ejemplo, el estudio estandarizado del CBCL (Achenbach, 1981), incluía información sobre el porcentaje de madres de niños y niñas clínicos y no clínicos que cumplían con los ítems: “se comporta como del sexo opuesto” y “desea ser del sexo opuesto”. A los 4-5 años el 16’3% de los niños y el 18’6% de las niñas se comportan como si pertenecieran al otro sexo, descendiendo al 3% y al 16’5% respectivamente a los 12-13 años. Los hallazgos de Achenbach sugieren que hay una diferencia de sexo en la ocurrencia de un comportamiento de género cruzado suave (1-4%), desapareciendo esta diferencia cuando el comportamiento es más extremo.
El principal problema de estos datos es que no diferencian los patrones duraderos, múltiples y persistentes de comportamiento de género cruzado del fenómeno transitorio. Los datos de este tipo probablemente sobreestiman casos de TIS, aunque los métodos de recogida de datos pueden considerarse como herramientas de evaluación general útiles para un estudio posterior más detallado.
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