(Forum Libertas) – El nuevo ateísmo de Inquiry o Richard Dawkins compara la fe infantil con “abusos psicológicos”
Muestran así un radicalismo superior incluso al de la Unión Soviética, que al menos permitía a los padres transmitir la fe a sus hijos (siempre que se hiciese en casa), y dejaba a los niños acudir al culto religioso (siempre que estuvieran acompañados por sus padres).
Dar catequesis en la URSS: 5 años a Siberia
En la URSS estaba prohibido organizar catequesis en las parroquias, organizaciones religiosas de niños, campamentos infantiles religiosos, cursillos, o que los niños ayudasen como monaguillos: por estas actividades, en la Rusia soviética se solía aplicar al infractor el artículo 227 del Código penal (ley del 25 de julio de 1962, de “atentado contra la persona bajo apariencia de cumplimiento de rito religioso“).
Había mil formas de presionar a unos padres para que se avergonzasen de su fe, pero no leyes directas que declarasen que era injusto o inmoral que un padre “impusiese” su fe a sus niños, como empiezan a sugerir los nuevos ateos. Las enormes distancias en la URSS, el apego étnico, la falta de medios de comunicación de masas, el alma rusa (y uzbeka, y budista, y chamanista), el chapucerismo soviético, etc… causaron que se mantuviese la fe religiosa. En los años 30 sólo las abuelitas acudían a la iglesia, en los años 80 también… sólo que eran abuelitas que habían vivido 50 años de sociedad comunista, que de jóvenes estudiaron la doctrina del régimen.
El fracaso de los “sin dios”
En 1937, después de 20 años de revolución y miles de curas y popes asesinados, Stalin se escandalizó de que el 45% de los casi 69 millones de soviéticos alfabetizados siguiera siendo creyente; y de los 30 millones de analfabetos mayores de 16 años, era creyente el 84%. El historiador Serguey Firsov explicaba en este artículo de ForumLibertas el fracaso de la Unión de los Sin Dios, que nunca llegó a movilizar las masas de niños que pretendía.
En 2006, numerosos científicos ateos se reunieron en La Jolla, California, y hablaron de la necesidad de “liberar a la gente” de la superstición, que incluye cualquier forma de religión, a base de “ciencia y pensamiento crítico”. El ateo Scott Atran, investigador del CNRS de París, estaba asombrado de la ambición y maniqueísmo de los “nuevos ateos”. Dijo a New Scientist: “Los argumentos que se están dando aquí son extraordinariamente ciegos y simplistas. Los soviéticos enseñaron ciencia a los niños en la escuela –religiosamente- y no funcionó muy bien. No creo que los científicos, cuando se salen de la ciencia, tengan mayor visión que la gente ordinaria. Hace que me de vergüenza ser ateo”.
Los nuevos ateos y los niños
En un artículo en su web de mayo de 2006, el apóstol ateo Richard Dawkins afirmaba: “así como Amnistía Internacional trabaja incansable para liberar presos políticos en todo el mundo, deberíamos trabajar para liberar a los niños del mundo de las religiones que, con aprobación de sus padres, daña a mentes demasiado jóvenes para entender lo que les está pasando”. Comparaba los abusos sexuales a menores con el “abuso” de inculcarles religión. Y añadía un caso concreto: “la amenaza del infierno eterno es un ejemplo extremo de abuso mental, igual que la sodomía violenta es un ejemplo extremo de abuso físico“.
A Dawkins le dan igual los numerosos estudios que demuestran que los adolescentes religiosos no parecen estar “traumatizados” ni sufrir de “violencia mental”. Comparados con los poco o nada religiosos, los chicos religiosos están mucho menos implicados en drogas, alcohol, fracaso escolar, y actos criminales o violentos. Eso es lo que dice la ciencia y los estudios sobre juventud, pero a Dawkins la ciencia no le interesa.
Otro ejemplo del escándalo ateo con los niños fue la película “Campamento Jesús” (que analizamos en detalle aquí), sobre unos niños pentecostales en un campamento de oración (en el que están con sus padres, por cierto). Y es divertido el enfado de una anticlerical como la socialista Elena Valenciano porque en la manifestación por el derecho a vivir de Madrid hace unos meses las chicas quinceañeras fuesen en primera línea llevando la pancarta pro-vida.
La URSS llevaba a sus niños a ver el Museo del Ateísmo de Leningrado (hoy vuelve a ser la parroquia de Nuestra Señora de Kazán), pero no daba asignaturas de ateísmo en la infancia. “Ateísmo científico” era una asignatura obligatoria en secundaria. España tiene la Educación para la Ciudadanía ya desde primaria, y además están las películas, el ocio, los dibujos animados, donde a menudo la religión se presenta deformada. En muchos sentidos, la capacidad para manipular a los adolescentes en la España de 2009 es mucho más eficaz e intensa que en la vieja URSS, con su anticlericalismo juvenil. En la URSS muchos huían a la taiga, y en la novela de Michael O’Brian (La última escapada), un padre huye con sus hijos a los bosques canadienses. Países grandes, pero en España es poco factible.
Estos días, que se habla del nuevo campamento ateo para niños de Richard Dawkins (en EEUU, los laicistas de Inquiry hace 4 años que los organizan), nadie debería dudar de que la batalla cultural por el alma de la nueva generación se desarrollará en los niños. Y los padres, que son un estorbo para el nuevo ateísmo, verán cada vez más limitados sus derechos: abortos y clases de sexo a sus espaldas (los folletos sexuales de la Generalitat para menores de 13 años), multas por regañar o dar un cachete a sus hijos, penalizaciones por disciplinarlos…
Sexo a partir de los 12 años pero religión prohibida para menores de 18 años: esta es la hoja de ruta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario